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Bancos ticos logran solvencia y mínimo aumento en morosidad pese a pandemia

El sistema financiero costarricense mantuvo en el 2020 niveles de solvencia, capitalización y liquidez muy similares a los de años…

Por Juan Pablo Arias

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Bancos ticos logran solvencia y mínimo aumento en morosidad pese a pandemia
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El sistema financiero costarricense mantuvo en el 2020 niveles de solvencia, capitalización y liquidez muy similares a los de años anteriores, informó el Banco Central de Costa Rica.

Además, los indicadores de mora crediticia mostraron un deterioro apenas leve, de 2,40% (como porcentaje del total de créditos) en 2019 a 2,43% en 2020.

El aumento apenas perceptible en la morosidad, a pesar de que la economía costarricense experimentó la contracción más fuerte desde 1982, se explicó, en mucho, por los arreglos de pago que realizaron los intermediarios financieros a sus clientes, indicó el Banco Central.

El mayor impacto de la pandemia en el Sistema Bancario Nacional se dio en la rentabilidad, la cual, medida como porcentaje del activo total, disminuyó de 1% en el 2019 a 0,66% en el 2020, en buena parte como resultado de un bajo crecimiento de la cartera de crédito y del leve aumento en la morosidad.

Por su parte, los riesgos de crédito y de mercado del Sistema aumentaron como consecuencia de los desequilibrios económicos y financieros ocasionados por la crisis económica asociada con el coronavirus.

Capacidad de pago deteriorada

El incremento en el desempleo, el deterioro de la actividad económica y el ambiente de incertidumbre a causa de la crisis del covid-19 redujeron la capacidad de pago de las empresas y los hogares y condujeron a un incremento del riesgo de crédito.

Según el Banco Central, esto se dio en el contexto de algunas exposiciones que venía registrando el sector de intermediación financiera desde antes de la pandemia.

Por otra parte, durante el 2020 se presentó un mayor riesgo de mercado por tensiones vinculadas a la situación fiscal, especialmente a partir del segundo trimestre del año, pues la contracción económica exacerbó las presiones fiscales que venía arrastrando el país en años previos.

El sistema financiero presentó durante el 2020 una importante holgura de liquidez, tanto en colones como en moneda extranjera, y los intermediarios financieros mostraron indicadores de cobertura de liquidez (ICL) por encima del mínimo recomendado por Basilea III (100%).

A diciembre del 2020, el ICL en colones del sistema de intermediación financiera fue 206% (243% en diciembre del 2019), mientras que en moneda extranjera se ubicó en 260% en ese mes, por encima del 211% de diciembre del 2019.

Estabilidad pese a pandemia y tope a intereses

El Avance Semestral del Informe de Estabilidad Financiera 2021 reveló que el sistema bancario mantuvo condiciones satisfactorias de solvencia y liquidez el año pasado, a pesar de los desafíos que enfrentó, especialmente por motivo de la pandemia, y en alguna medida por el impacto de leyes que fijaron topes a tasas de interés y a comisiones para pagos con tarjetas.

“Los sólidos niveles de suficiencia patrimonial y liquidez previos a la emergencia sanitaria, así como las medidas de apoyo a la liquidez y al crédito adoptadas por las autoridades, permitieron al sistema financiero enfrentar el impacto adverso de la crisis sobre la capacidad de pago de los deudores, los plazos de los depósitos y los precios de los bonos soberanos costarricenses”, señaló Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central.

Según el jerarca, las exposiciones al riesgo de crédito son ahora mayores que las que hubo antes de la pandemia.

El informe agregó que el impacto de la emergencia sanitaria sobre la calidad de la cartera crediticia aún no se observa plenamente pues su transmisión está en desarrollo y porque las medidas de flexibilidad normativa han permitido mitigar el golpe sobre los balances de los intermediarios.

“Desde el Banco Central y las autoridades financieras mantenemos políticas que faciliten las condiciones financieras, pero permanecemos vigilantes de los riesgos. Hacia adelante, iremos calibrando la normativa prudencial para asegurar una normalización gradual y ordenada”, dijo Cubero.

El Informe de Estabilidad Financiera (IEF) resume los principales eventos y riesgos en el sistema financiero y las acciones del Banco Central y las autoridades de supervisión y regulación para mitigar esos riesgos.

El primer IEF se publicó en el año 2020. El informe completo para el 2021 se publicará en el segundo semestre de este año. A partir de este año, se publicarán además avances semestrales.

Pruebas de tensión

Una prueba de tensión es una herramienta de simulación para evaluar la capacidad de una entidad o un sector de enfrentar escenarios económicos y financieros adversos.

Las pruebas de tensión para el riesgo de crédito, que simulan una reducción en la capacidad de pago, revelaron que la exposición del Sistema a ese riesgo continúa incrementándose. A pesar de ello, el nivel de capitalización del sistema como un todo soportó los diferentes choques que se simularon.

Bajo un escenario severo, el impacto negativo sobre el nivel general del indicador de suficiencia patrimonial del Sistema alcanzaría 270 puntos base, lo cual ubicaría dicho indicador en 10,4%, cerca pero aún por encima del umbral mínimo de normalidad definido por la Superintendencia General de Entidades Financieras (10%).

Las pruebas de tensión para el riesgo de mercado simulan una pérdida de valor en los portafolios de inversión del Sistema Bancario, producto de alzas hipotéticas en las tasas de interés.

Los resultados revelaron que el impacto en términos del indicador de suficiencia patrimonial sería de 120 puntos base, con lo cual el nivel del indicador de suficiencia patrimonial del SBN como un todo se ubicaría en 11,9%, por encima del mínimo regulatorio.

Finalmente, las pruebas de tensión de riesgo de liquidez miden la capacidad que tiene un intermediario financiero para enfrentar una exigencia inmediata de las obligaciones de corto plazo, y las pruebas de tensión de riesgo de refinanciamiento se enfocan en medir esa resistencia en un horizonte mayor, en este caso un año.

Los resultados de esas pruebas confirman que el Sistema está en capacidad de resistir en forma adecuada tensiones severas de liquidez y financiamiento. Bajo un escenario hipotético severo de salida de depósitos y de materialización de riesgos de crédito y mercado, los indicadores respectivos se mantendrían alrededor de los umbrales mínimos regulatorios y de los niveles recomendados por el Comité de Basilea.

Riesgos y medidas de política hacia adelante

Los principales riesgos para la estabilidad financiera en el 2021 serían una recuperación de la actividad económica más lenta de lo previsto, por ejemplo como consecuencia de una aceleración de la tasa de contagio por covid-19, y una agudización de tensiones en los mercados como consecuencia de un retraso en la aprobación del ajuste fiscal convenido con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Para seguir impulsando la reactivación y afianzando la estabilidad financiera, el Banco Central informó que mantendrá una política monetaria expansiva, en tanto las condiciones macroeconómicas previstas no constituyan un riesgo para la meta de inflación en el horizonte de proyección de 24 meses.

Además, el Banco Central recientemente incrementó el monto de su facilidad especial de financiamiento, mientras el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero extendió para todo el 2021 la vigencia de varias de las medidas de flexibilización normativa que había aprobado el año pasado, particularmente las que permiten otorgar de manera más expedita prórrogas, readecuaciones y refinanciamiento (alrededor del 50% de la cartera de crédito ha sido ya sujeta a arreglos de pago).

Por otra parte, con el propósito de revelar los riesgos acumulados y preservar la transparencia de la información relativa a las condiciones de los deudores, las autoridades financieras establecieron que, a partir de marzo del 2021, los intermediarios financieros deben actualizar la capacidad de pago de los deudores que a diciembre del 2020 contaban con arreglos de pago.

Además, todos los nuevos arreglos de pago otorgados a partir de diciembre del 2020 deben acompañarse de un análisis actualizado de la capacidad de pago de los beneficiarios respectivos.

“El Banco Central también considera importante avanzar en la creación de un programa de avales crediticios para apoyar la recuperación de las empresas y hogares afectados por la pandemia. Además, para asegurar la estabilidad financiera y la recuperación económica, es imprescindible que se aprueben con prontitud los diferentes proyectos de ley que forman parte del acuerdo con el FMI para restablecer la sostenibilidad de las finanzas públicas del país”, indicó Cubero.

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