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Hoy nos toca repasar el más reciente estreno del Marvel Cinematic Universe (MCU). Hablamos de Black Panther: Wakanda Forever que, para empezar, era como una especie de deuda que todos teníamos pendiente desde la muerte de Chadwick Boseman hace ahora poco más de dos años.
Y cuando decimos todos, nos queremos referir al lado de la producción y al lado del público. Aaunque no tuviéramos capacidad de decisión, nos sentimos partícipes en cierto modo.
La trama aquí nos lleva a un escenario en el que el rey T’challa ha fallecido por una enfermedad. Wakanda está peleando por sobrevivir, ya que muchas naciones están deseando conseguir su vibranio.
Este material es tan valioso que la situación se vuelve complicada, sobre todo con la aparición de un nuevo personaje, Namor.
Su amenaza se cierne sobre todo el pueblo de Wakanda y a la espera de que Shuri se decida a crear más hierba para conseguir una nueva Black Panther que ayude a su país.
Algunos detalles
En lo que se refiere a la estructura y estilo, Wakanda Forever sigue el mismo patrón que estamos viendo últimamente en las películas del MCU y que, dentro de lo que cabe, sigue resultando efectivo.
Es decir, una fuerte apuesta por el impacto visual, a través de una gran inversión en efectos y artificios técnicos, y con un tono que oscila entre lo familiar, lo activo y lo cómico.
Es una película muy accesible, sin ningún atisbo de complicación intelectual o argumental para que todo el público, de todas las edades y capacidades de concentración, se centre en el disfrute sensitivo.
Su éxito es indiscutible, incontestable, y por eso la fórmula se sigue repitiendo. A los más de $200 millones de presupuesto, que se dicen pronto, se les ponen por encima los más de $300 millones recaudados.
Todo queda en un simple juego en el que se confirma la máquina de hacer dinero que han encontrado en Disney a través de este universo.
El recuerdo de Boseman
No es mala época, de paso, la que acontece entre Halloween y Navidad para atacar a este tipo de historias y llamar la atención de los más sentimentales.
Porque esa baza aquí ha jugado muy a favor de la producción y de la taquilla, ya que prácticamente no hubo nadie que no sintiera el fallecimiento de Boseman. Esto en meses cuando aún estábamos parcialmente confinados y con la sensibilidad a flor de piel.
Nos gusta pensar que, con él, la saga habría tomado un rumbo un poco más serio y firme. Esto con la vista puesta en un horizonte más lejano y no dejándose llevar, exclusivamente, por el afán cortoplacista de soltar y correr.
Lo decimos porque, en el fondo, la trama, la historia y el universo en general tienen capacidad para ofrecer productos con más enjundia, que calen más en la mente y provoquen pensamientos y razonamientos más profundos.
Los excesos se acaban pagando y en esta ocasión, no solo porque se hayan excedido en la duración de la película, sino porque han decidido incluso obviar la importancia que puede tener un villano bien trabajado, bien descrito y, en definitiva, bien villano.
Su recorrido aquí, amén de la pobre interpretación que pasa desapercibida por el escaso interés que despierta su personaje, es solo grande.
Esto en cuanto al minutaje en pantalla. Un ajuste en esto habría resultado apropiado para todas las partes, incluidas para las del propio Tenoch, que no sale tan bien parado.
En síntesis
Tendremos, seguramente, una nueva entrega dentro de no muchos años, según vaya el ritmo de producción del resto de películas del MCU.
No somos capaces de adivinar si va a seguir el modelo narrativo de estas últimas, cosa que esperemos que cambie un poco a mejor. Porque somos conscientes de que se puede hacer y lo saben hacer. Solo hay que mirar alguna de las anteriores entregas para comprobarlo.
Lo que sí estamos prácticamente seguros es que las fórmulas sencillas terminan cansando cuando se repiten en exceso y puede que esta haya sido la que les haya hecho tocar suelo y cambiar el rumbo.
Perfecta para escapar de la realidad durante tres horas. Pero también perfecta para luego escapar de esa sala y encontrar una desconexión en alguna de las plataformas caseras.
De esas que apuestan por productos un poco más originales, también entretenidos y que, por desgracia, todavía no tienen cabida en la pantalla grande. Hablaremos de ellos próximamente.
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