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Tannia Moya para El Observador
Con la proliferación de las redes sociales, han surgido los llamados “influencers” que, me parece, se diferencian de los líderes de opinión.
Esto porque un líder es una persona que logra notoriedad por su conocimiento y especialización en algunos temas. O bien por su destacado trabajo y visibilización y potencia por su imagen, la información que comparte.
Podríamos mencionar algunos periodistas, escritores, deportistas, políticos, empresarios, científicos; entre otros y no necesariamente tienen o destacan en redes sociales.
Y el influncer
Un influencer, por su parte, puede que no sea tan conocido o respetado como un líder, pero tiene cierta imagen y popularidad.
Esto le permite influir en el comportamiento de un determinado grupo de personas o seguidores, en un área de interés específico y su principal plataforma para darse a conocer son las redes sociales.
Hablamos entonces del marketing de influencers, que no es más que lograr colaboraciones entre marcas o empresas y personas que se destaquen en su campo de acción.
Y el fin es que logren de manera positiva mercadear y vender sus productos o marca entre sus consumidores o usuarios.
Me llamó mucho la atención la publicación de un conocido periódico español donde se afirma que, en el mundo, existen más de 20 millones de personas trabajando como youtubers, instagramers y blogueros, con el afán de convertirse en influencer.
Sin embargo, en un estudio realizado en ese país, 4 de cada 5 usuarios españoles dijeron confiar más en un usuario conocido, amigo o familiar que en un influencer; incluso manifestaron que ya estaban cansados de esos “famosos”.
¿Usted qué opina?
Lo que han concluido es que los consumidores, al darse cuenta que estas personas cobran grandes cantidades de dinero por ofrecer bienes o servicios que, de repente, no tienen nada que ver son su estilo de vida o valores. O que, incluso, no usan en la vida real.
Esto hace que se vaya perdiendo credibilidad en las marcas y, por lo tanto, en las ventas. Sin hablar de aquellos que han creado polémicas por su comportamiento o comentarios inadecuados en las redes; afectando negativamente la imagen de las marcas que promocionan.
Microinfluencer y embajadores de marca
En visto de lo anterior y de la pérdida de credibilidad y de ventas, han surgido opciones interesantes.
Una de ellas es buscar microinfluencers o sea personas más reales y accesibles, no necesariamente artistas, o gente de la farándula o famosos.
Si no genuinos usuarios o expertos en su categoría de producto y servicio que, aunque no tienen miles de seguidores, sí logran mayor influencia en su círculo y al final venden, creando más empatía para la marca y una conexión más natural y sincera.
Otra opción, que me pareció interesante, es la de optar por pedirles a sus propios colaboradores que recomienden sus productos.
Esto porque son las personas que más los conocen; invitándolos a crear contenido orgánico y espontáneo, el cual tiene un alto poder de credibilidad, con impactos reales tanto en el mundo online como offline.
Con todo esto lo que quiero decirle a las marcas es que escuchen a sus clientes o consumidores y además revisen este tema con lupa.
Identifiquen personas que realmente logren vincular su marca de manera positiva; que sean respetados en sus círculos.
Pero sobre todo que compartan sus valores y ayuden a mejorar o reforzar su imagen. Todo esto ayudará a crear coherencia en los esfuerzos de comunicación y a lograr los objetivos comerciales.
En resumen: “La calidad es mucho más importante que la cantidad” Steve Jobs.
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