Voz de América
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, se ausentará nuevamente de la Asamblea General de las Naciones Unidas como lo ha venido haciendo desde hace más de 15 años consecutivos desde que retornó al poder.
En su lugar hablará el canciller Denis Moncada la otra semana. Así lo informó este jueves la esposa del mandatario y también vicepresidenta, Rosario Murillo.
La última vez que Ortega habló en una Asamblea General de la ONU fue en 2007. Lo hizo un año después de haber asumido su mandato y como se esperaba fue un discurso en el que arengó contra Estados Unidos.
Los años siguientes delegó en otros representantes el discurso correspondiente a Nicaragua.
Discurso sin mayor cambio
En esta ocasión que el canciller Moncada hablará nuevamente, se espera que el discurso sea el mismo de años atrás: ataques verbales contra Washington.
Ante todo por las sanciones impuestas contra el gobierno de Ortega señalado de violaciones a los derechos humanos y por socavar la democracia.
De hecho Moncada adelantó en un medio oficialista en Nicaragua que el próximo lunes que será su intervención “la posición del Gobierno del presidente Daniel Ortega (…) será en defensa de la soberanía.
“También en defensa de la integración territorial, defensa de la dignidad nacional, autodeterminación”.
El canciller de Nicaragua, Denis Moncada Colindres, se dirige a la 73ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la sede de la ONU, el lunes 1 de octubre de 2018. (Foto AP/Richard Drew)
¿Pero cuál es la razón?
Pero lejos de todo esto: ¿cuál es la razón de las cada vez más comunes ausencias del mandatario?
Analistas consultados por la Voz de América interpretan esta acción como un auto aislamiento de Ortega.
El mandatario ha adoptado esta posición ante el rechazo incluso de los mismos gobiernos que comulgan con su ideología política.
Por ejemplo, el presidente chileno, Gabriel Boric, de tendencia izquierdista al igual que Ortega, al finalizar su discurso en las Naciones Unidas, pidió la liberación de los presos políticos en Nicaragua.
En otra ocasión se ha referido en especial a la detención de la exguerrillera sandinista Dora María Téllez, una figura clave durante la Revolución Sandinista.
“Ortega ha caído en la orfandad política. Es un huérfano en la región de todo el hemisferio. No encuentra cabida dentro de esta nueva izquierda liderada por los presidentes de Colombia, México y Argentina.
“Estos tres países la encabezan y están dispuestos siempre a defender a Cuba y a Venezuela, no así a la dictadura de Ortega”, dice Arturo McFields Yescas, exrepresentante de Nicaragua ante la OEA.
El mensaje que manda Ortega
Por su parte, el exembajador de Costa Rica en la ONU, Eduardo Ulibarri, considera que con esta ausencia de los foros internacionales, Ortega manda un mensaje.
Por un lado, de debilidad interna, porque “los dictadores que se sienten más inseguros en el poder son aquellos más renuentes a abandonar su país. Esto por temor a que ese abandono conduzca a un fin del régimen o de su mandato”.
El escritor y periodista nicaragüense Fabián Medina retrata a Ortega en un libro como una persona que tiene terror a ser interpelado en público por lo que evita exponerse a un debate.
Y eso se hizo visible, según Medina, después del triunfo de la Revolución Sandinista en 1979. En aquel entonces Ortega, junto a otros exguerrilleros, se hicieron con el poder, y el hoy mandatario intentó “ser un humano normal, salir con la familia a comer y andar por las calles.
“Todo esto hasta que un par de incidentes públicos lo convencieron de las ventajas de sus encierros”.
Aparte de la personalidad de Ortega citada en libro, el exdiplomático Ulibarri cree que el aislamiento del líder sandinista obedece a que este ha construido barreras alrededor de Nicaragua.
Esto para impedir que la comunidad internacional trate de influir en el país a través de él, es decir que sea persuadido.
“Ortega ha decidido desde hace tiempo aislarse del mundo, ensimismarse, crear una dictadura insular. No solo irrespeta de una manera reiterada los derechos de su propio pueblo, que es lo peor, sino los principios básicos del orden internacional”, afirmó Ulibarri.
