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Dune Part Two: Lo que ha logrado Villeneuve aquí nos parece glorioso

Esta semana hemos tenido la oportunidad de disfrutar de uno de los estrenos que van a marcar el año cinematográfico: Dune Part Two.

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Dune Part Two: Lo que ha logrado Villeneuve aquí nos parece glorioso
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Popcorn506 para El Observador

Esta semana hemos tenido la oportunidad de disfrutar de uno de los estrenos que van a marcar el año cinematográfico: Dune Part Two.

Con ella, se pone punto y coma a los planes de Dennis Villeneuve de trasladar la obra suprema de Frank Herbert al cine, en esta ocasión con una trilogía que supera la propuesta inicial de David Lynch de 1984.

Esto gracias a un sinfín de recursos técnicos y económicos muy superiores a los de aquella ocasión.

Dune Part Two es y será una de las mejores películas de este año. Y también una de las mejores dentro de la filmografía de Villeneuve.

Pero no es una película perfecta y hay algunos puntos que parecen dejar insatisfechos a los más fieles. O a los menos fieles y más exigentes. ¿Por qué?

¿Segundas partes nunca fueron buenas?

 Vamos a hacer un poco de trampa y dejar que el famoso dicho de las segundas partes solo atienda a las que estrictamente se quedan en eso.

Aquí estamos hablando de la segunda parte de una trilogía ya configurada así desde un inicio. Se ha partido una historia completa en tres partes para hacerla más accesible al público, al medio.

Y, a la vez, respetar todos los elementos que hacen falta para que esta historia tenga sentido como en su obra original. O, al menos, lo más parecido a ella.

La primera Dune de Villeneuve, estrenada en 2021, fue acogida con regocijo por prácticamente todo el público.

Era un proyecto, más que esperado, reclamado por millones de seguidores que no se habían quedado satisfechos con la adaptación de los años 80. O que, de otra manera, querían una versión con un lenguaje más acorde a los tiempos actuales.

Y sí, es verdad que Dune Part One es una buena película, en la que no solo destacan sus atractivos comerciales y su llamativo reparto.

Si no una puesta en escena maravillosa con un estilo propio e indiscutible que dejaban a Villeneuve como uno de los máximos referentes de su generación.

Pero, siendo honestos, había algo que seguía sin funcionar y muchos nos empezábamos a preguntar si Dune era una obra que, en realidad, no podría funcionar bien en la gran pantalla.

Maestría técnica

En los últimos años, nos hemos acostumbrado a grandes producciones en las que el aspecto técnico, tanto visual como sonoro, es de un gran nivel.

Se puede decir que algunas películas y series han rayado la perfección y esto, inconscientemente, nos ha hecho subir el listón de lo que consideramos aceptable. Sí, somos mucho más exigentes que hace tan solo una década y qué decir dos o tres.

Por este motivo, lo que ha logrado Villeneuve aquí nos parece glorioso. La escenificación que logra en Dune Part Two es tan perfecta, sobre todo cuando se ve en una sala de cine apropiada.

Y que nos lleva en volandas hasta Arrakis y todo ese universo tan mágico como arenoso que hemos soñado en miles de escenas escritas.

Tal vez también ayuda que el ritmo en el primer tramo de la película es tremendo y nos atrapa sin remedio.

Esa agilidad, esa seducción cinematográfica, hace que caigamos rendidos y nos sumerjamos en su trampa hasta el final, incluso perdonando esos puntos que siguen chirriando, tal vez menos que en la primera, pero que impiden que Dune Part Two sea indiscutible.

La frialdad del desierto

Aunque el imaginario general nos haga pensar que el desierto proporciona un calor asfixiante al que se pierde en él, no hay que olvidar que los desiertos también pueden ser tremendamente fríos.

Aquí, nos pasa algo así. La parte en la que nos toca conectar con los personajes y sus motivaciones es un poco más difícil y hace que parte de la película transmita una sensación de mayor lentitud o, incluso, de que sobra algo de metraje.

Pero, como hemos dicho, éstos son fallos menores, tal vez porque el envoltorio de la historia es tan bonito que, si las conexiones emocionales no funcionan así de magistralmente, nos hacen sentir un poco huérfanos.

O porque queremos que esos titanes de la interpretación, como Rebecca Ferguson, Javier Bardem y, sobre todo, Timothée Chalamet, se nos acerquen y nos guiñen un ojo, y finalmente no lo hacen.

La culpa es de Villeneuve que, como hemos dicho, nos ha arrastrado tan fuerte y convincentemente que nos sentimos al lado de los personajes.

Los sentimos tan reales que, una vez que se termina la película, sabemos que nuestra única alternativa es volver a verla. O volver a ver las dos primeras, porque Dune Part Three aún está en el laboratorio.

Ahora, a disfrutar de la espera con esa incógnita que nos hace dudar entre la ilusión por seguir disfrutando del espectáculo, sobre todo si el nivel es así de ascendente, o el miedo por si todo decae y arruina el conjunto de la trilogía.

Esperen… ¿Se quedará esto en trilogía? Nosotros lo dudamos… Al tiempo.

Popcorn506