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Dungeons & Dragons: gran producto con muchísimo potencial

Popcorn506 para El Observador Dungeons & Dragons fue el primer juego de rol de la historia. O, al menos, se…

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Dungeons & Dragons: gran producto con muchísimo potencial
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Popcorn506 para El Observador

Dungeons & Dragons fue el primer juego de rol de la historia. O, al menos, se dice que fue el primer juego de este género en ser publicado.

Sin tener la certeza sobre este dato, y sin querer polemizar con las versiones y leyendas que hay al respecto, lo que sí es seguro es que Dungeons & Dragons marcó un antes y un después.

Esto en lo que se refiere a los juegos de mesa y supuso el punto de partida para los juegos de rol tal y como los conocemos hoy en día.

Tal fue su impacto que no solo fueron surgiendo nuevas versiones y productos a su alrededor.

También en los años 80 se produjo una serie animada para televisión que tuvo un gran éxito entre los más jóvenes de las casas y, a la vez, atrajo a un nuevo público de curiosos hasta el juego y el género.

Dungeons & Dragons

¿Los motivos?

Dungeons & Dragons no solo era algo original, sino que era algo atractivo, dinámico y con un potencial enorme.

Al mezclar aventura y fantasía con el género épico e, incluso, el humor, se abría las puertas hacia un público enorme y variado.

Pero, no solo eso, sino que también suponía un reto para todos aquellos que estaban deseosos de explorar, descubrir y traspasar unas barreras estilísticas y unas normas narrativas que, hasta entonces, parecían firmemente acotadas.

De algún modo, ese espíritu transgresor, heredado o consecuencia de la revolución cultural que se habían vivido en los 60 y principios de los 70, era visto con extrañeza por los artífices de esta.

Y fueron los más jóvenes los autores de la explosión del rol en el mundo de los juegos de mesa.

Dungeons & Dragons

¿Por qué Dungeons & Dragons es relevante?

Contamos todo esto porque merece tenerse en cuenta la importancia y relevancia de Dungeons & Dragons en lo que se refiere al sector del entretenimiento.

En las últimas décadas, el rol ha quedado en parte como un nicho de diversión al que no todos los jóvenes acuden, sino al contrario, tan solo una parte, pequeña y fiel.

Y las sucesivas adaptaciones que se han llevado a la gran pantalla, y a la pequeña, no han logrado, salvo aquella serie del 83, calar lo más mínimo.

Ahora, con la más reciente Dungeons & Dragons: Honor among Thieves, estamos en un nuevo escenario. Esta película sí hace justicia a lo que supone la saga de juegos en su sector, y por esto está teniendo un gran reconocimiento por parte de los espectadores.

Protagonizada por Chris Pine y Michelle Rodríguez, entre otros muchos rostros bastante conocidos del mundo del cine, podemos decir que nos encontramos ante un producto que emana una sensación de confort y bienestar suprema.

Enchufados

En otras palabras, una vez que empieza, y lo hace de un modo muy directo, nos enchufa en una dirección muy concreta que se llama entretenimiento. Y no logramos desenchufarse en ningún momento hasta el final de la película.

Eso que, aunque no llega a los extremos más marvelianos, es una obra que supera ligeramente las dos horas de metraje, algo a lo que no se hubieran atrevido hace tan solo un par de décadas.

Dungeons & Dragons

Reconocemos ciertos tics, puede que inconscientes o puede que cobardes, que acercan su tono y estilo a lo que ahora se lleva de gran manera en el cine comercial, de acción y aventuras.

Esto, aunque funciona en la pantalla grande, tiene a nuestro modo de ver un pequeño inconveniente: y es que le resta personalidad y exclusividad a la historia. Dungeons & Dragons tiene la capacidad y el derecho a ser una saga de películas con su propio lenguaje y estilo.

Sí, hemos dicho saga. Porque estamos seguros de que habrá más entregas y, a la vez, estamos convencidos de que esas pequeñas fallas –qué perfeccionistas y exigentes somos– pueden ser redirigidas para conseguir que las tramas y los personajes luzcan con un brillo aún superior.

Potencial tienen y esto, como sucedió recientemente en el caso de John Wick, es seguir trabajando para dar con la tecla definitiva.

Lo dicho, una película muy recomendable para pasar algo más de dos horas sumergidos en historias fantásticas, personajes extravagantes y diálogos divertidos.

Poco más podemos comentar acerca de los encantos y sorpresas, ya que, además de esa falta de ambición concerniente a la historia, en lo que se refiere al aspecto técnico es todo correcto o mejor.