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EDITORIAL| Educación y empleabilidad

En nuestro país, 7 de cada 10 empresas tienen problemas para contratar a las personas con las habilidades requeridas para el puesto.  

Por Redacción El Observador

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EDITORIAL| Educación y empleabilidad
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De acuerdo con la Encuesta de Expectativas de Empleo Q4-2023 de Manpower, en nuestro país, 7 de cada 10 empresas tienen problemas para contratar a las personas con las habilidades requeridas para el puesto.

Costa Rica no está abstraída de este creciente problema global, pues datos de la misma empresa del 2018 señalaban cómo este era un problema para el 45% de las compañías, y un quinquenio después la cifra se ha disparado a un 77%.  En palabras de Mónica Flores presidenta para Latinoamérica estamos ante la peor escasez de talento de los últimos 17 años. Ante esta realidad se debe actuar de inmediato.

Mientras el mundo avanza a ritmos vertiginosos, en nuestro país la educación se ha quedado rezagada y lo peor, retrocede cada vez más. Existe un evidente divorcio entre la educación y las necesidades socioeconómicas del país, centrándose erróneamente la discusión más en el porcentaje de inversión con respecto al PIB que en su pertinencia.

El artículo del Harvard Business Review  “6 Reasons Why Higher Education needs to be disrupted” (Chamorro y Frankiewicz), señala cómo el mercado necesita habilidades y no sólo conocimiento o títulos. Los estudiantes quieren empleos, no solo conocimientos o títulos y cada vez invierten más (tiempo y dinero) por menos, creándose falsas expectativas. Finalmente, indica que lejos de crear una meritocracia, la educación superior está ampliando las desigualdades.

Para Costa Rica, cuyos motores de crecimiento han sido la atracción de inversiones, apertura de mercados, promoción de exportaciones y el turismo y en donde el talento ha sido central, esto es un llamado de atención para hacer cambios con carácter de urgencia.

En lo positivo, el país se encuentra en una coyuntura favorable ante la tendencia de la relocalización de la producción a regiones más cercanas a los mercados de destino (nearshoring) y cuyo capital privilegia aquellos países con los valores del inversionista (friendshoring). En este contexto tenemos una ventana de oportunidad que es corta y que ya ha redituado en mayor inversión en industrias como los semiconductores, pero para aprovecharla a su máximo potencial, debemos invertir de manera urgente en capacitaciones en esas habilidades estratégicas que son claves para el éxito del negocio en las que destacan, la colaboración y el trabajo en equipo, la fiabilidad y autodisciplina, el razonamiento y la resolución de los problemas, el pensamiento crítico y el análisis, la resiliencia y la adaptabilidad, entre otras.

En momentos en que el IX Estado de la Educación ha solicitado la declaración de un estado de emergencia de la educación y que la inteligencia artificial es una amenaza para las personas con menor nivel educativo y mayor carencia de estas habilidades, lo propio es aprovechar esta coyuntura de crisis y tomar acciones que promuevan reformas estructurales, que más que pensar en recobrar el tiempo perdido con el viejo modelo de educación, ahora lo que procede es plantearse cuál es la educación pertinente del Siglo XXI.

Desde esta óptica se debe analizar cuáles son los nuevos programas que necesitamos, ampliar la oferta académica en las áreas de STEM, además con una perspectiva de género por el rezago de las mujeres en estas áreas. Preguntarnos qué habilidades debemos de desarrollar en nuestros estudiantes para que tengan movilidad y ascenso social y fortalecer a los docentes para que éstos sean poderosos agentes de cambio. Un círculo virtuoso que redituaría en movilidad social, progreso y mayor bienestar. Desde este medio continuaremos con esa tarea.