Desde la columna

EDITORIAL| Que la violencia no gane a la esperanza. A 75 años de la abolición del ejército 

La abolición del ejercito nos permitió enfocar nuestras energías en la educación, en fortalecer la democracia y las libertades individuales

Por Desde la Columna

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EDITORIAL| Que la violencia no gane a la esperanza. A 75 años de la abolición del ejército 
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La abolición del ejército nos marcó como país y la instauración del primero de diciembre como feriado era una deuda con nosotros mismos que no se había saldado quizá  por rencillas resquemores y retrancas entre enemigos políticos  pero que la  cuna de la historia,  o sea el tiempo, se ha encargado de borrar.

Un país sin ejército, que arregla sus entuertos, que se pone de acuerdo, que avanza y que procura no dejar a nadie atrás, sea cual sea la velocidad de su desarrollo, es algo tan único  que se nos pasa por alto  apreciarlo y admirarlo y es una fecha de tanta relevancia como el 15 de setiembre mismo: es algo propio y único de la nación que construimos, no de la que nos llegó cuando los nublados del día no se habían aclarado en León de Nicaragua.

La abolición del ejercito nos permitió enfocar nuestras energías en la educación, en proteger nuestra biodiversidad, en fortalecer la democracia y las libertades individuales y en generar seguridad para atraer gente y empresas que compartían nuestros valores en medio de una región convulsa producto de la postguerra.

Ese fue nuestro logro como nación. Pero, cuál es el próximo? La repuesta parece obvia: generar condiciones, como en 1948, para que la violencia no gane a la esperanza para luego, generar  oportunidades a partir de la educación y de la empresa donde una se nutre y complementa de la otra. Nuestros miedos, nuestros retos están primero en casa.

Así  como en 1948 los derrotamos para enfrentar al mundo incierto que nos rodeaba, hoy podemos  crear un legado para las próximas generaciones: erradicar la violencia y la pobreza mediante la educación y las oportunidades que solo pueden  generarse cuando el Estado deja que la iniciativa y la innovación florezcan, con menos trabas y con más apoyo.

El primero de diciembre debe brillar como brillan las estrellas en esta época para  que nos de luz cuando esté oscuro,   para recordarnos que a pesar de la adversidad que a veces nos acecha, somos capaces de grandes hazañas.  Saludamos  a las gentes que tuvieron la visión en el pasado, como hace 75 años, para cambiar las cosas. Nos toca ahora a nosotros actuar para que el país dentro de 75 años, sea mejor que el de hoy.