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EDITORIAL | Revitalizar la democracia

La democracia es un ideal. Los ideales son guías, no destinos a los que se pueda afirmar haber llegado. Los…

Por Redacción El Observador

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EDITORIAL | Revitalizar la democracia
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La democracia es un ideal. Los ideales son guías, no destinos a los que se pueda afirmar haber llegado. Los países que eligen seguir el ideal de la democracia siempre estarán en camino. Por eso, siempre encontraremos brechas entre lo que el ideal señala y lo que el país ha alcanzado. Reflexionar constructivamente sobre lo logrado nos dará aliento para continuar el camino.

En Costa Rica, algunos afirman que la democracia nació el 7 de noviembre de 1889, cuando los ciudadanos, sin acuerdos previos ni líderes que los movilizaran, se hicieron presentes en las calles de San José para defender el resultado de una elección nacional.

Hay frutos institucionales muy trascendentes que nos ha brindado nuestra forma de vida en democracia. Reflexionemos, por ejemplo, en los beneficios que todavía recibimos de grandes decisiones del pasado. Pensemos en la educación gratuita y obligatoria; en el esmero con el cual operó la Escuela Normal, lanzando en todas direcciones a un puñado de educadores bien formados y muy motivados, que contagiaron al país de amor e ilusión por el aprendizaje. Observemos cómo la cultura médica impresa por las primeras generaciones de médicos, unida a la creación de hospitales y la seguridad social, dejaron al país con una elevada valoración por la salud, traduciéndose en notables aumentos de la sobrevida y la reducción de enfermedades y riesgos que aún afligen a otros países. Contemplemos la seriedad con la que se reconstituyó la educación universitaria, las difíciles condiciones económicas bajo las cuales se implementó la legislación laboral y social en los años cuarenta, y la forma en que se abordó y resolvió el problema energético. Destaquemos la instauración de un servicio civil que, en su momento, constituyó un cambio radical en la administración pública. Más recientemente, veamos cómo se ejecutaron reformas al sistema financiero y cómo se abordó con resolución la apertura al comercio exterior, trayendo tanto bienestar y desarrollo al país.

A pesar de los claros logros que la democracia costarricense ha tenido, en los últimos años hemos sido testigos de señales de descontento con la democracia y los frutos de la gestión pública.

La creciente desigualdad, la inseguridad, la crisis de los partidos políticos, la desconfianza en las instituciones gubernamentales, la aparición de mensajes polarizadores y la desinformación han hecho que muchos costarricenses sientan que el sistema democrático no les genera beneficios y, por el contrario, favorece solo a unos pocos. Aunque las encuestas aún demuestran que la mayoría de los costarricenses prefieren la vida democrática frente a regímenes autoritarios presentes en otros países, este deterioro en el sentir de los costarricenses sobre la democracia no debe pasar desapercibido. Algunos creen, como sucedía en otros países latinoamericanos, que en Costa Rica nunca se perderá la democracia, pero la historia de otras latitudes nos demuestra que esa creencia podría revertirse. Así, es fundamental que se tomen acciones en defensa del sistema democrático costarricense.

El Dr. Daniel Zovatto recientemente expuso en un programa televisivo una agenda de siete puntos para evitar que el malestar en la democracia se convierta en un malestar con la democracia. La agenda propuesta es la siguiente:

  1. No solo proteger a la democracia, sino repensarla.
  2. Proteger la integridad de las elecciones para que sigan siendo el único camino legítimo para llegar al poder.
  3. Establecer un proceso que revitalice la política y relegitime las instituciones para evitar la llegada de outsiders y políticos o presidentes hiperpopulistas.
  4. Invertir en valores democráticos. Educar a la ciudadanía, especialmente a los jóvenes.
  5. Atender la dimensión social de la democracia, luchando contra la pobreza y la desigualdad, y renovar los contratos sociales.
  6. Prestar atención al fortalecimiento del estado de derecho.
  7. Colocar la gobernanza democrática y la gobernabilidad en el centro de la agenda regional, acompañado de una renovación del compromiso democrático, donde la democracia debe ser lo fundamental a preservar, más allá de sus déficits y promesas incumplidas, porque sabemos que la alternativa a la democracia es una larga noche de autoritarismo, del cual conocemos el enorme precio que hay que pagar.

Concluimos este editorial con una propuesta concreta: gestionar ante las autoridades públicas que el año 2024, el 75º aniversario de nuestra Constitución Política, sea dedicado a resaltar su valor y sus frutos.