23 voces Cambio Climático

El aporte de la ganadería costarricense a la mitigación y adaptación al cambio climático

Luis Diego Obando, director ejecutivo de Corporación Ganadera CORFOGA La ganadería bovina desempeña un papel importante en el quehacer diario…

Por Redacción El Observador

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El aporte de la ganadería costarricense a la mitigación y adaptación al cambio climático
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Luis Diego Obando, director ejecutivo de Corporación Ganadera CORFOGA

La ganadería bovina desempeña un papel importante en el quehacer diario del costarricense, dada la larga tradición ganadera del país, al ser un motor de la economía rural, como fuente de alimentos sostenibles con el medio ambiente y porque la actividad abarca un amplio espectro socioeconómico que va desde pequeños productores con negocios familiares hasta empresas ganaderas más consolidadas en el mercado. 

El modelo de producción costarricense de carne y leche bovina es, en su mayoría, completamente diferente a otros modelos en el mundo, porque ha creado una estructura social que asegura estabilidad empresarial, seguridad jurídica, regulaciones claras sobre el medio ambiente, la producción y un entorno que permite la innovación.  

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el año 2014, se registraron alrededor de 37.000 fincas en el país que tienen ganado, lo que en términos de extensión significa que aproximadamente un tercio del territorio nacional (cerca de 1,4 millones de hectáreas) está dedicado a la ganadería, la cual tiene un alto aporte económico, social y ambiental en las comunidades donde se desarrolla. 

La actividad ganadera es una fuente de empleo en zonas rurales, con altos niveles de encadenamiento que expande su influencia hacia sectores como el industrial o servicios, involucrando actores como comerciantes de ganado, procesadores de carne y lácteos con generación de subproductos de valor agregado. 

Asimismo, la ganadería bovina en Costa Rica se desarrolla en armonía con el medio ambiente al proteger el 18% del territorio del país con bosques privados, así como otros tipos de cobertura arbórea.  Además, tiene el 22% de la superficie del país con potreros arbolados, contabilizando 30 de millones de árboles. Los potreros están atravesados por árboles y millones de kilómetros de cercas vivas, generando así una bioconexión de los bosques nacionales.

Por su parte, estudios del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) demuestran que en las fincas ganaderas existe una alta biodiversidad, cuya presencia es resultado de las buenas prácticas implementadas por los ganaderos que favorecen la conectividad biológica al mismo tiempo que se aumenta la productividad. Ta como muestra la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA), realizada por el INEC en 2022, el hato bovino nacional ha venido creciendo; sin embargo, el área de pasturas se ha mantenido constante en el tiempo, dando paso a la regeneración del bosque en la fincas ganaderas.

Como se puede comprobar, mediante datos del Sistema de Información y Registro de Establecimientos Agropecuarios (SIREA), en sus mapas de recarga hídrica y verificación en campo, las principales zonas de recarga hídrica de Costa Rica se encuentran en fincas ganaderas, lo que da un valor adicional al cuidado ambiental desarrollado por los productores nacionales. Gracias a las pasturas y bosques de las fincas ganaderas se beneficia la recarga de los principales mantos y fuentes hídricas, siendo este un servicio pocas veces reconocido por la sociedad.

Otro elemento relevante de la producción ganadera es la balanza comercial positiva, generando toda la carne bovina que requiere el país y exportando excedentes. Esto contribuye a la seguridad alimentaria, que es una preocupación en todo el mundo, y dado que se espera que la población mundial alcance los 9.500 millones en 2050, se debe aumentar la productividad en el sector agropecuario para garantizar alimentos para las generaciones futuras.

Ante esta situación, es necesario incrementar el nivel de inversión e innovación en los sistemas ganaderos que no sólo aumenten el nivel de producción y rentabilidad, sino que el proceso tenga el menor impacto en el medio ambiente, buscando reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), capturar de forma sostenible el dióxido de carbono a través de la conservación del suelo, la gestión integrada de pastos y forrajes, la arboricultura y la gestión óptima de los recursos naturales.

Es por ello que, a nivel país, se crean políticas públicas para el sector ganadero y se incluye a la ganadería como un eje importante de otras iniciativas. En el 2015, por ejemplo, se presentó la Estrategia de Ganadería Baja en Carbono (EGBC), “orientada a lograr una producción cada vez más sostenible en nuestro país y, por ende, un desarrollo cada vez más equilibrado y armónico” (EGBC, 2015, pág. 3).

La Estrategia de Ganadería Baja en Carbono articula el plan estratégico del NAMA Ganadería (NAMA por las siglas en inglés que se traducen como Acciones Nacionalmente Apropiadas de Mitigación)  y el Plan Estratégico de la Corporación Ganadera, que tienen como objetivo no sólo transformar la producción primaria de carne y lácteos mediante la creación, difusión e implementación de nuevas tecnologías de mitigación y adaptación que permitan el desarrollo comercial y agroindustrial, sino también en la transformación y comercialización de productos de las agro cadenas y la eficiencia en la reducción del consumo energético y de las emisiones de GEI. Asimismo, tiene como objetivo educar a los consumidores sobre la importancia de adquirir productos que apoyen la descarbonización de la economía.

Además, el objetivo de reducir aún más las emisiones y adaptarse al cambio climático se contempla en el Plan Nacional de Desarrollo 2023-2026, en el Plan Nacional de Descarbonización 2018-2030 y en la NDC (Contribución Nacionalmente Determinada, por sus siglas en inglés) parte del Acuerdo de París, lo cual demuestra el compromiso del sector ganadero.

Una de las principales tecnologías promovidas por los diferentes esfuerzos es el pastoreo racional y los sistemas silvopastoriles. Los sistemas de pastoreo acompañado del desarrollo de buenas prácticas para conservar este recurso promueven el secuestro de dióxido de carbono en la superficie del suelo. Estos sistemas incorporan árboles en varios arreglos que también ayudan a capturar dióxido de carbono a través de sus componentes leñosos. De esta manera, se logra compensar las emisiones de GEI.

Es así como con la Estrategia de Ganadería Baja en Carbono se ha demostrado que la ganadería costarricense es Carbono Positiva (MAG, 2015 y MAG, 2017), debido a que captura más GEI de los que genera la actividad.  En complemento a dicha estrategia, en el 2022, se lanzó la Política de Ganadería Sostenible.  

Por su parte, la Corporación Ganadera impulsó el Proyecto Piloto Nacional de Ganadería de Carne con el objetivo de aumentar la productividad de los hatos de cría y doble propósito, lo que consecuentemente mejoraría la rentabilidad del sector.

Este proyecto piloto,  que contó con la participación del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), fue considerado como parte del Piloto de la NAMA, dado que las tecnologías propuestas permiten a los productores mitigar el cambio climático y esto los coloca en un escenario menos vulnerable.

Este plan piloto contempló la ejecución de diagnósticos, así como también la incorporación de asesores técnicos orientados a la mejora administrativa, sanitaria, reproductiva, nutricional e infraestructura de las fincas involucradas, de la mano con una ganadería amigable con el ambiente. Este proyecto finalizó en el 2019 y dio paso a lo que hoy se conoce como el Proyecto de Fincas Demostrativas, que busca evidenciar con el ejemplo que las buenas prácticas sostenibles pueden generar mayor productividad y rentabilidad reconociendo que existe una relación de interdependencia con el medio ambiente.  

En diciembre del 2021, la Corporación presentó al MAG la propuesta del Plan Nacional para el Mejoramiento Genético del Ganado Bovino en Costa Rica 2022-2034, como una contribución genética para el alcance de los objetivos de la Estrategia de Ganadería Baja en Carbono, ya que el “sector tiene claro que las dos vías para lograr la reducción de emisiones de GEI son la mejora en la calidad de la alimentación y los procesos de mejoramiento genético, mismos que propiciarán una eficiencia productiva y consecuentemente ambiental” (Plan Nacional para el Mejoramiento Genético del Ganado Bovino en Costa Rica, 2021).

Con lo expuesto anteriormente, se puede afirmar que los mitos sobre que la ganadería es el principal motor de deforestación y uno de los principales emisores  de GEI son falsos, porque los datos nos guían hacia un negocio con proyección a futuro en materia económica, social y ambiental. 

Es importante mencionar que, a nivel país, se está promoviendo la iniciativa para que en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se declare el Día Mundial de la Carne Bovina Sostenible, donde se realcen todos los aportes que se derivan de un modelo diferente de producción de alimentos, propuesta que nace en la Corporación Ganadera. 

 


Este artículo forma parte del especial 23 voces del cambio climático de El Observador.  Dirigido por Berlioth Herrera. Coordinado y editado por Michelle Soto

Sobre el autor 

Voz #6. Luis Diego Obando es el director ejecutivo de la Corporación Ganadera Corfoga