Carlos Peña para El Observador
Hace pocos días vi un video del siempre polémico pero interesante, Javier Milei, hablando sobre los tipos de empresarios que hay en Latinoamérica y cómo estos son parte de los problemas sistémicos que perpetúan nuestra interminable pobreza.
Javier Milei es un economista libertario de Argentina que participa constantemente de foros de discusión televisivos, radio y conferencias universitarias. Su posición es defender a toda costa la libertad y tiene un serio rechazo personal al socialismo, la izquierda y el empleado público.
En este video que observé, habla de 3 tipos de empresarios que definió así:
- Empresario: Es una persona que genera valor social que por medio de un mercado de libre competencia puede posicionar sus productos y servicios y a cambio obtener un beneficio patrimonial que de forma justa y libre se ha ganado a punta de esfuerzo.
- Empresauro: Es un tipo de agente económico que se beneficia de sus ligámenes con los políticos y logra perpetuar protecciones arancelarias, barreras de entrada a los mercados y ventajas que de otra forma son imposibles de obtener. En otras palabras, se aprovecha de las argollas políticas para hacerse de riqueza.
- Empresucio: Esta noción es quien cobra al Estado por obras o servicios que no brindad del todo, brinda parcialmente o brinda de calidad deficiente, es quien gana contratos estatales y no cumple.
Esto viene a colación dadas las últimas noticias sobre el Caso Cochinilla, me hicieron reflexionar sobre qué tipo de empresarios tenemos en el país y si realmente tenemos una economía de mercado.
Recuerdo en un curso de la maestría que un profesor aseguraba que en Latinoamérica las fortunas se habían creado o por herencias o por manejos de mercados monopólicos u oligopólicos en beneficios de grupos determinados. Es muy cierto esto último, en Latinoamérica no existe realmente mercados competitivos en áreas estratégicas o de alto valor agregado.
Por ejemplo, revisemos el mercado de la leche; ¿Cuántas veces empresas extranjeras han intentado competir en el mercado costarricense contra Dos Pinos sin éxito? Empresas como Lala, Borden y otras que han intentado conquistar el mercado costarricense aquejaron en su momento prácticas monopólicas y anticompetitivas. Ni que decir del arroz o del azúcar.
En el Gobierno del presidente Carlos Alvarado, prácticamente duplicaron el arancel del azúcar importado.
A OCDE en diversas ocasiones ha hecho el llamado al Gobierno que libere los mercados del azúcar y del arroz, pero en vez de eso, el presidente Alvarado hizo piñata con el dinero de Sistema de Banca Para el Desarrollo para brindarles fondos (inclusive no reembolsables) a arroceros en “zonas de menor desarrollo humano”.
En diversas ocasiones, no pocas, se han hecho condonaciones millonarias a grupos de interés en la Asamblea Legislativa a productores que tomaron dineros para actividades ajenas a su producción y terminaron con una condonación de deuda a costa de todos los costarricenses.
El peor caso pareciera ser, hasta el momento y amparado en la evidencia en medios de comunicación, de las empresas involucradas en el Caso Cochinilla.
El empresario es una figura social que genera admiración, envidia y en algunos casos (para aquellos fracasados) odio, pero debemos tener algo claro, la aspiración a la que debemos ir es a la de tener solo empresarios, personas de bien que generan valor social, generan riqueza, puestos de trabajo y pagan sus impuestos justos de forma puntual.