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Estudio: plataformas como Zoom o Teams tienen fallas que agotan la mente y el cuerpo

Faltan pocos minutos para conectarse a una videollamada de trabajo, con amigos o familiares en el actual contexto de pandemia….

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Estudio: plataformas como Zoom o Teams tienen fallas que agotan la mente y el cuerpo
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Faltan pocos minutos para conectarse a una videollamada de trabajo, con amigos o familiares en el actual contexto de pandemia. Y de solo pensarlo usted ya comienza a mostrar signos de agotamiento.

¿Esto es normal? ¿existe una explicación? Investigadores de la prestigiosa Universidad de Stanford, en California, llegaron a una simple conclusión.

Las plataformas de videollamadas como Zoom o Teams tienen fallas que que agotan la mente y el cuerpo. Incluso desde antes de que usted se conecte. La investigación no busca atacar a ninguna plataforma, indica Stanford entre sus conclusiones.

El objetivo es resaltar cómo las plataformas de videollamadas en conferencia pueden llegar a ser agotadoras. Pero hay una buena noticia: hay maneras de solucionarlo.

El impacto de Zoom y otras plataformas 

Jeremy Bailenson, director fundador del Laboratorio Virtual de Interacción Humana de Stanford (VHIL), examinó las consecuencias psicológicas de pasar horas al día conectados en plataformas como Zoom y Teams. Sin embargo, el estudio se centró en la primera.

¿Por qué? Para este profesor en comunicación le llamaron la atención dos cosas:

1) El auge de las videollamadas en pandemia.

2) El posicionamiento que logró Zoom en la mente de millones de personas. Tanto que el término “Hacer Zoom” se convirtió ahora en un “verbo genérico”, explica Bailenson.

El investigador se adentró en las consecuencias de los chats de video prolongados que, según él, contribuyen a la sensación comúnmente conocida como “fatiga del Zoom”. 

Estas son las cuatro razones principales por las que los videollamadas extensas fatigan a los humanos, según el estudio. 

Las razones

1) Las cantidades excesivas de contacto visual cercano son intensas.

El tamaño de las caras en las pantallas como el contacto visual que se mantiene en la reunión no son naturales, indica el estudio.

“En una reunión normal las personas mirarán al orador, tomarán notas o buscarán en otra parte. Pero en las llamadas de Zoom todo el mundo está mirando a todo el mundo, todo el tiempo.

“Un oyente es tratado de manera no verbal como un orador, por lo que incluso si no habla una vez en una reunión, todavía está mirando caras que le miran fijamente. La cantidad de contacto visual aumenta dramáticamente.

“La ansiedad social de hablar en público es una de las mayores fobias que existe en nuestra población. Cuando usted está parado allí y todos le miran es una experiencia estresante”, indica el investigador en el sitio web de la universidad.

Y el hecho de ver el tamaño de las caras en el llamado “espacio personal” genera un grado de estrés adicional. Bailenson indica que nuestro cerebro interpreta este “acercamiento” como una situación intensa que puede generar, incluso, algún tipo de roce o conflicto.

Solución: Bailenson recomienda sacar Zoom de la opción de pantalla completa y reducir el tamaño de la ventana de Zoom en relación con el monitor.

Esto permitirá minimizar el tamaño de la cara de los presentes y sentir que no se “invade” el “espacio personal”. También sugiere usar un teclado externo.

2) Verse uno mismo en las videollamadas constantemente genera mucha fatiga.

El hecho de estar “en vivo” en una videollamada no es natural, dice el profesor.

En el mundo real si alguien le sigue con un espejo mientras usted habla con la gente, toma decisiones, da realimentación, recibe realimentación y además tiene que verse en ese espejo… sería una locura”, agregó.

El especialista, incluso, dijo que verse constantemente genera un sentimiento de mayor autocrítica. Y citó estudios que apuntan a que “verse en un espejo de manera frecuente genera consecuencias emocionales negativas”.

Agustina Seiguer, psicóloga clínica de Hospital Metropolitano, coincidió con el estudio de marras y, en especial, con este punto.

Solución: Mientras las plataformas no cambien la práctica predeterminada de transmitir el video tanto a uno mismo como a los demás, “los usuarios deben usar el botón ‘ocultar vista propia'”, indica la investigación.

3) Las videollamadas reducen dramáticamente nuestra movilidad usual.

A diferencia de una llamada telefónica, en la que usted puede moverse de un lado a otro, en una videoconferencia obliga a la persona a permanecer en el mismo sitio y por largos periodos. “Entre más se mueve alguien, mejor desarrollo cognitivo presenta”, dice el profesor.

Solución: Bailenson recomienda generar algún tipo de flexibilidad o movimiento, quizás pensando en mantener la computadora un poco más lejos de usted. Un teclado externo ayudaría a moverse un poco. También recomienda apagar la cámara por breves lapsos.

Luis Diego Orozco, fisioterapeuta del Hospital Metropolitano, también aporta algunos consejos para mejorar la postura y no afectar, por ejemplo, la columna vertebral.

4) La carga cognitiva es mucho mayor en las videollamadas 

Ante la imposibilidad de analizar el lenguaje no verbal en una videollamada, se debe trabajar más para enviar y recibir señales. Esto para evitar que sus gestos se malinterpreten o sean captados de manera errónea.

“Si usted quiere mostrarle a alguien que está de acuerdo con ella, usted debe asentir exageradamente o levantar el pulgar. Eso agrega carga cognitiva a medida que usa las calorías mentales para comunicarse”, indica el profesor.

Una mirada de reojo a alguien durante una reunión en persona significa algo muy diferente a realizar ese gesto en una videollamada y quizás porque un familiar ingresó al cuarto.

Solución: De vez en cuando apague la cámara pero deje encendido el audio. “No se trata simplemente de apagar la cámara para tomar un descanso de tener que estar activo de forma no verbal, sino también de apartar el cuerpo de la pantalla”, dijo Bailenson.

El objetivo es que “durante unos minutos no se vea sofocado con gestos” que pueden ser asumidos de una manera diferente por el hecho de estar de manera virtual, apuntó el especialista.

El estudio

Bailenson junto con otros investigadores analizaron a 500 personas en cinco estudios, a la luz de un cuestionario con 15 preguntas.

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