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Gente peleando en la calle o en un bus: frustración, angustia y crisis económica disparan furia e intolerancia

Una mujer le espetó gritos e insultos a otra y después le lanzó una patada a un hombre en un…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Gente peleando en la calle o en un bus: frustración, angustia y crisis económica disparan furia e intolerancia
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  • Una mujer le espetó gritos e insultos a otra y después le lanzó una patada a un hombre en un bus de Acosta. Y después él le respondió con un manotazo. Todo Esto porque una de ellas no quiso abrir una de las ventanas.
“¿No estás viendo que hace calor, pedazo de estúpida? ¿no estás viendo que estamos en verano? Solo porque ella viene bien peinadita, ¿cree que me le voy a dejar?”, le gritó una de las pasajeras a otra.

 

  • Dos taxistas agarrados en plena calle en el centro de Heredia.
  • Dos mujeres peleando en un conocido centro comercial de Alajuela.

Estos tres casos -que fueron grabados y se viralizaron en redes sociales- ocurrieron esta semana que recién termina en diferentes partes de nuestro país.

Furia e intolerancia son algunas de las reacciones que desencadenan numerosos factores analizados por diferentes especialistas en sociología, salud pública y psicología ante consulta de El Observador.

¿Qué está pasando?

Los tres sucesos tuvieron lugar en un mes que, en buena teoría, llama al recogido, unidad familiar, amor y desprendimiento.

José Carlos Chinchilla, sociólogo de la Universidad Nacional, y Marta Vindas, coordinadora nacional de Psicología de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), coincidieron en advertir sobre el recrudecimiento de los efectos de la pandemia en estos tiempos.

La emergencia nacional por el covid-19 cumplirá dos años en tres meses. Desde entonces la población ha acumulado estrés, impotencia e incertidumbre por su futuro.

En especial quienes perdieron su trabajo y tuvieron que incorporarse a la enorme masa de la informalidad laboral.

Las cifras así lo comprueban: cerca de 926.000 personas trabajan en la informalidad en Costa Rica, según la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) para el tercer trimestre de 2021.

“Hay que romper el paradigma de que en estos tiempos las personas tienen un estado emociona diferente. Y es que se ha sumado que, después de estas etapas de crisis de la pandemia, hay una condición emocional más vulnerable y se reacciona de una forma más impulsiva”, explicó Vindas.

Adiós al colchón emocional

Chinchilla coincide con la especialista de la CCSS al asegurar que el actual contexto desgastó “el colchón emocional” de muchas personas, quienes ahora son más proclives a la poca tolerancia.

“Estamos en una situación donde la gente no soporta las diferencias, tensiones, animadversiones y nuevos problemas.

“Esto porque ha habido un gran esfuerzo para mantenerse a flote, en especial para quienes tienen menos capacidad económica. Y más porque el Estado tiene menos capacidad de respuesta”, dijo Chinchilla.

El sociólogo agregó que estos tiempos están dejando un rastro de personas con poca contención emocional y mucha reactivada.

Mencionó, por ejemplo, cuando alguien de ‘cola’ en la fila del bus o del supermercado. O cuando se quiebra un artefacto en la casa. Allí explotan la irritación y la rabia.

“El día de hoy, en la Costa Rica que está dejando el 2021, las personas están más desgastadas, con menos mecanismos de compensación. Ese ‘colchón’ que aminoraba los golpes, se ha ido gastando tanto golpe, de tanto dolor y situación difícil.

“Si no mejoramos esto, por ejemplo que la economía del país vuelva a respirar o asistamos a los que menos tienen, el futuro seguirá siendo bastante incierto, por no decir que negativo”, aseguró.

Si usted está en este grupo, esto le puede ayudar

Andrea Álvarez, especialista en Salud Pública, también hizo hincapié en otro factor o condición que explicaría las escenas de rabia que han trascendido en redes sociales.

La experta habla de una “presión” social sobre la idea -casi romántica- de que estas fechas son para celebrar.

Y quizás hay quienes no la están pasando bien por múltiples razones, entre ellas preocupaciones económicas o por depresión.

“Si nos estamos sintiendo más irritables y enojados y que se nos sale de control es una señal de alerta que debemos prestar atención y no descartar ayuda”, ya sea profesional o con algún allegado, apuntó Álvarez.

También pidió a personas cercanas de quienes “perdieron su colchón emocional” a que no duden en acercarse y abrir el espacio a escuchar, sin juzgar y con respeto.