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Popcorn506 para El Observador
Hoy nos toca hablar de uno de los estrenos en plataformas que más atención han levantado durante las últimas semanas: Griselda.
Una producción que, a priori, cuenta con muchos de los ingredientes que suelen estar presentes en los éxitos más recientes. Una serie que ha sido capaz de atraer a miles de espectadores a ambos lados del Atlántico gracias a su tema y su reparto.
Realidad ficcionada
Esto es algo que le funciona muy bien a Netflix en los últimos tiempos. Cualquier cosa que tenga un atisbo de realidad está de moda, llama más la atención y, en algunos casos como éste, incluso apela a la nostalgia.
Y, de paso, aprovechamos para afirmar que uno de los mejores valores de Griselda es todo lo que tiene que ver con atrezzo, vestuario y ambientación, sobre lo que de verdad se nota el presupuesto, la dedicación y el talento de los responsables. Así, sí.
El ascenso de la mujer más poderosa
Una historia real es más interesante si los temas que trata están de moda o son morbosos. Aquí tenemos ambas cosas. Griselda fue una de las mujeres más poderosas y ricas del mundo, y el relato de cómo ascendió va a atraer muchas miradas.
El tema de los mafiosos, los narcotraficantes y todo lo que tenga que ver con una historia tan reciente como para recordarla en la televisión, ayuda.
Y más aún si, como sucede para gran parte del mundo, este personaje ha quedado medio olvidado. Tal vez, más que olvidado, eclipsado por otros que siguieron su estela y acabaron siendo aún más temidos.
Que no se nos malentienda. Nadie tiene nostalgia de las hazañas de una de las mujeres más perversas que se recuerdan.
Pero seguro que, al escuchar su nombre, vienen a la mente memorias de aquellos años setenta, ochenta y noventa que, alejados de la peligrosa realidad que aquí se cuenta, sí se corresponden con bonitos recuerdos.
Pero, sobre todo, porque aprovecha esa tendencia tan importante hoy en día en la industria que es la de potenciar las historias de mujeres empoderadas, mujeres hechas a sí mismas.
Y, de nuevo, que no se mal malentienda; estamos seguros de que hay ejemplos mucho más honrosos para seguir que el de Griselda.
El rostro de Sofía Vergara
Aquí, no nos vamos a engañar. Sofía Vergara es el atractivo principal de esta serie. No porque sea una mujer atractiva, que lo es, sino porque es el rostro conocido por excelencia dentro de su reparto.
Después de tantos años saboreando el éxito con Modern Family, su tirón comercial es indiscutible y hace bien en aprovecharlo mientras siga viva la llama.
Si bien es cierto que su talento es superior a lo que muchos consideran por su poderío físico, hay algo que nos falla en esta ocasión. Puede que la elección, por las enormes diferencias de sus rasgos, reste credibilidad al personaje.
O que el maquillaje distraiga demasiado ante las miradas de los espectadores. Sigue siendo ella, pero de manera extraña, y hemos tenido algún problema a la hora de concentrarnos en algo más allá que su extraña nariz y su dentadura antipática.
El conjunto cumple
A pesar de que hay algunos aspectos que no terminan de convencernos, como esa falta de credibilidad en el personaje protagonista o la escasez de ritmo, dinamismo o violencia, que habrían añadido más consistencia al género propuesto, la serie funciona.
Con esto queremos decir que estamos ante una miniserie de seis capítulos que cumple con su función, aunque no nos regale nada más. La serie entretiene y, de paso, recupera a un personaje histórico que tiene su interés y que puede explicar muchas cosas de las que suceden actualmente.
Griselda no será la mejor serie del año, ni el mejor trabajo de Sofía Vergara. Pero, sin duda, va a tener su público y su reconocimiento. Es una opción más que válida para muchos espectadores y muchos escenarios, así que no descarten quedarse sometidos a su historia.
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