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Natalia C. Alfaro para El Observador
Voy a iniciar una miniserie para hablarles específicamente de desarrollo de software innovadaor con marcos de trabajo ágiles y este es el primer episodio para que lo sientan como si fuera Netflix y puedan consumir contenido al punto, entendible y reflexivo. Así que vamos a ello.
El principal ingrediente para un software innovador sin duda alguna es comprender a profundidad el problema y expectativa del cliente, pero un momento no de manera cliché donde usted le consulta que necesita y él le brinda una lista de deseos como si estuviéramos en navidad, presupuesto ilimitado sin restricciones de ningún tipo.
He visto en mi experiencia cientos de miles de dólares perdidos en empresas en su mayoría porque los dueños de producto no hacen las preguntas correctas y su búsqueda de Google no supera darle click a las primeras 3 fuentes que aparecen.
Y aquí ni siquiera estoy hablando del uso de una metodología como Design Thinking que requiere una caja de herramientas distante, sino de un entendimiento puntual pero substancioso del problema y las expectativas del cliente. Para luego de andar prometiendo que si podemos hacer cocina molecular cuando sólo tenemos un horno de leña.
Algo común es enviar a ejecución tareas para realizar un producto mínimo viable sin validación previa, eso sube el fuego a tope y quemar la comida antes de que salga del horno; más que aprender y tener clientes felices porque entregó en un dos por tres va a tener un retrabajo y una frustración tremenda. Los dueños de productos deberían dejar de ser tomadores de pedidos y enfocarse en ser investigadores creativos.
Ahora hablemos de la cocina fusión. Yo personalmente considero que mezclar, experimentar y quemar cosas acelera los procesos de innovación, no obstante, al arroz con mango en una taza redonda ahora le llamamos “Poke bowl” y a una lista de requerimientos con un plan de entrega fijo pero puestos en tareas de GIRA le llamamos SCRUM. ¿No creen que eso ya es como confundir la gordura con la hinchazón?
Considero también que mucho del éxito de un software innovador no tiene que ver con la tecnología que se usó ni qué “ tan carga” es la empresa que hizo, ni para qué pez gordo lo diseñó, sino de que exista realmente cohesión y entendimiento profundo de toda la división de tecnología de las diferentes partes del ciclo de vida del software.
Muy importante, esto es sin importar si alguien es más orientado a negocio o se encarga de escribir código. No es que soy programador y no me importa si leo una tontería de requerimiento igual la ejecuto y viceversa, no es que soy dueño de producto y desarrollo nuevas funcionalidades que contradigan las capacidades actuales del sistema porque desconozco su operación.
Soy una apasionada por el desarrollo de software que involucra temas de inteligencia artificial y ciencia de datos, llevo ya 9 años en la industria STEAM y hace unos meses inicié como directora de innovación para la división de tecnología de un corporativo estadounidense y mi misión, ahora mismo, más allá del mismo software mi enfoque es lograr en mi departamento una revolución para que seamos “tecnológicamente más humanos”.
Muchos de los problemas que nos alejan de tener arquitecturas de información y plataformas robustas que aporten valor masivo no es la tecnología en sí misma, sino nuestras áreas de mejora en interacción humana como el trabajo en equipo, liderazgo inspiracional, automotivación, creatividad, flexibilidad cognitiva, comunicación asertiva, manejo de la incertidumbre entre otros.
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