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Hay veces que… hay que cumplir con la tradición

En la época seca se celebran muchas tradiciones, ritos paganos o festividades religiosas.

Por Blog

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Hay veces que… hay que cumplir con la tradición
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Manuel Guisande

Manuel Guisande para El Observador

Al final, casi siempre terminas en una, aunque hayas jurado y perjurado que eras de izquierdas, pero que muy de izquierdas.

Chaval, no te enteras, pero espera que yo te lo explico.

Mira, es muy probable que, si un día te dicen que vayas al santuario de Santa Cristina de Megaflor, digas que no, que no va mucho contigo.

Pero en tu caso ya no es por una cuestión ideológica, sino porque no hay dios que te mueva del sillón.

Entre que uno que aparece por tu casa y que va a ir, y otros que te animan mucho y todo el lío te coge en un momento bajo… pues caes y vas, vamos que si vas…

Y la verdad que este tipo de festividades las hay y muy variadas:

  • Tirarse tomates
  • Mojarse con agua
  • Correr delante de los toros
  • Coger patos… menos tirar niños y cargarte a concuñados.

Estoy seguro que donde se celebrara la ocupación hotelera estaría al completo y con reservas para varios años… hay de todo.

Lo de la fuerza irrefrenable

Además que, en esto de los ceremoniales y prácticas ancestrales, para muchos es como una fuerza irrefrenable, algo que no pueden resistir, que lo llevan en la sangre, y se lo toman con un yihadismo fuera de lo normal.

Vas de romería a la basílica de los Ángeles en Cartago para rendir honor a la Virgen de los Ángeles, por ejemplo, y te apetece ir de rodillas desde La Cruz a San José, que son unos 270 kilómetros, te pones a ello y algún día llegarás.

Que te parece poca distancia, pues nada ¡hombre!, empieza en México, en Monterrey, que son 3.200, y si ves que es poco te queda Canadá y Groenlandia, será ahora por distancias… bo

A mí lo que me resulta más extraño es como surgen este tipo de ritos.

Por ejemplo, tú te metes el dedo en la nariz en el siglo XVI en una pequeña villa de cualquier lugar, de unos 100 habitantes… pues pasan varios siglos y a ese pueblín que ni lo pilla ni el GPS llegan siete mil millones de maes a meterse el dedo en la napia. ¿Por qué? por tradición, flipante el asunto.

El australiano

¿Y cómo llegan?, pues esa es otra. Entrevistan a uno, australiano, obviamente, porque no hay tradición que se precie si no hay un australiano de por medio, y responde: “Ahorré todo el año y tardé tres meses en llegar, no me lo podía perder”.

Joé, chaval, desde Australia para meterte el dedo en la nariz, ya te vale el melón de coco que tienes, seguro que viniste haciendo surf.

Pero en estos actos de exaltación siempre hay unos daños colaterales que hay que vivir. Por ejemplo: aparcar el coche a 1.500 kilómetros de la zona cero, allá por el sureste de Sri Lanka.

O sufrir pisotones por todas partes y pasar un calor que terminas extenuado sentado en un banco con la lengua fuera agarrado a un botellín de agua mineral.

¿Y todo para qué? Pues eso es lo peor, para no tenerlo claro. Unos que si la tradición del tipo que se metió el dedo en la nariz tiene su origen simplemente en que era porque le apetecía y se pasaba todo el día hurgando en las fosas nasales.

Misterio

Otros que no se metía el dedo en la nariz, sino que se la rascaba; y algunos, teorizando con que, según varios escritos hallados en la iglesia parroquial, que ni se metía el dedo en la nariz ni se la rascaba, sino que se agachaba en el campo.

Cogía tierra con un dedo y se la acercaba al apéndice para saber si era buena época para plantar. Y entonces meditas: “¿Y este viene desde Australia para no saber a qué viene?”, neniño estás de atar, vivirás en un continente, pero de contenido… lo justo.

Pero al final, eso sí; da lo mismo que se metiera el dedo o el pie en la nariz, que se la rascara o se la rascaran y si olía la tierra o se la comía.

Y en toda costumbre milenaria no falta una música atronadora, un pensamiento de “no vuelvo” y una comida a lo animal, popular que le llaman, en la que lo que mejor puedes hacer es cerrar los ojos y darle al diente, que si te acuerdas de Sanidad…

Igual morís todos y en vez de tradición se monta una peregrinación anual por los caídos en el megaasado del 2024.

Y cuando llegas a casa, como si te metieras a rolos en una trinchera en plan II Guerra Mundial, tu mujer y amigos comenta que fue un día maravilloso. Tú dices sí, pero vamos, que lo dices por tradición porque por otra cosa…

Manuel Guisande