Avenida O

¿Nómadas digitales o empleadores errantes?

Alejandro Trejos para El Observador Recientemente, Costa Rica aprobó la “Ley para atracción de nómadas digitales”, apuntando a atraer un…

Por Blog

Tiempo de Lectura: 4 minutos
¿Nómadas digitales o empleadores errantes?
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Alejandro Trejos para El Observador

Recientemente, Costa Rica aprobó la “Ley para atracción de nómadas digitales”, apuntando a atraer un porcentaje de los 35 millones de personas que se estima conforman la comunidad global de nómadas digitales.

Esto a fin de generar un efecto de reactivación en la economía nacional, gracias al consumo local generado por estas personas.

El concepto de nómada digital no es nuevo; sin embargo, la figura se volvió muchísimo más común a raíz del uso intensivo del teletrabajo que generó la pandemia.

La experiencia de muchas empresas demostró que el trabajar enfocado en resultados y no en rígidos horarios de trabajo aumentaba la productividad de los colaboradores. También disminuía los costos operativos de las organizaciones.

Igualmente, (el concepto) se enfoca en la necesidad de generar un balance entre la vida laboral y la vida privada de los trabajadores. Esto ante un aumento de las cargas de trabajo que desencadenaba una afectación en su salud mental.

¿Reñido con el derecho laboral?

La figura, como tal, representa una flexibilización de los principios generales del derecho laboral.

Ante todo el principio de territorialidad, pues tradicionalmente este principio ha implicado reconocer los servicios subordinados que se prestan dentro de las fronteras del país como una relación laboral, sujeta a las normas nacionales.

También a derechos laborales, cotización a la seguridad social y pago de impuestos.

Como vimos, la pandemia desdibujó las fronteras para los nómadas digitales. La ley identificó esta realidad y estableció unos requisitos mínimos para garantizar el ingreso de las personas que vienen al país en esta categoría.

Ingresos potenciales

Además hace hincapié en la atención médica de esta población (en caso de requerirlo) y la condición de contar con un ingreso estable que permita su estadía y la de su grupo familiar, sin generar un problema de índole social.

Estudios preliminares proyectan que el país podría generar más de tres mil millones de dólares al año, si logra atraer, al menos, al 0,25% de la población mundial de nómadas digitales.

Sin duda, las condiciones inestables y volátiles de la economía global, durante y post pandemia, no solo generan retos y problemas.

También –en este caso– oportunidades para la generación de nuevos ingresos para el país, vía aumento del consumo. Pero ¿será posible generar adicionalmente nuevas fuentes de empleo?

Empresas remotas

En este nuevo paradigma surgen las empresas remotas. Es la contraparte de los nómadas digitales, que son aquellos empleadores que están basados en otros países.

Ante la “Gran Renuncia” (Great Resignation, en inglés), tienen problemas para cumplir su demanda de talento en sus países de origen y se han lanzado a la aventura de contratar trabajadores fuera de sus fronteras.

OBSERVE MÁS: La gran renuncia y nuevas prácticas discriminatorias

El tema suena más sencillo de lo que es en la práctica. Veamos un ejemplo: el principio de territorialidad que mencionamos parte de que los trabajadores van a estar cubiertos por la ley local y los derechos que confiere.

De allí que la contratación transnacional no resuelve preguntas como: ¿cuál seguridad social aplica al trabajado: será la del país de la empresa o la del país desde donde trabaja?

En términos de jubilación: ¿aplica el plan corporativo de la empresa o el de alguno de los países, en caso de que exista un sistema obligatorio?

Y, si se incumplen los derechos laborales de jornada, salarios, descansos, entre otros: ¿dónde debe interponerse la demanda?

Evidentemente, hoy no existen respuestas para la mayoría de esas preguntas, pero el hecho de que no haya respuesta no implica que, de entrada, deba rechazarse la iniciativa.

La mayoría de estas empresas ofrecen salarios muy competitivos y están dispuestas a pagar el mismo monto de salario que pagan en su país de origen a trabajadores del mismo perfil.

Pero, además, a otorgar los mismos beneficios que ofrecen a sus trabajadores locales, como: pólizas de gastos médicos, planes de pensiones privados, seguros de vida…, por mencionar los más comunes.

En una economía donde ha sido muy difícil tener una tasa de desempleo menor a dos dígitos, toda opción razonable debería ser considerada.

Lo que sí es cierto es que la pandemia trajo consigo cambios sustanciales en la realidad económica global, y el ámbito laboral no es la excepción.

En peligro de extinción el concepto de “centro de trabajo” tradicional

Los nómadas digitales y las empresas remotas ponen en peligro de extinción el concepto de “centro de trabajo” tradicional, entendido como la estructura de cuatro paredes con oficinas y cubículos, así como conceptos igualmente tradicionales de jornada y horario de trabajo.

Pareciera que luego de miles de años de dejar de ser nómadas para establecernos en poblaciones específicas, el ciclo se repite.

Esto porque –gracias a las herramientas tecnológicas– un grupo importante de la población podrá convertirse nuevamente en nómada, sin poner en riesgo su estilo de vida.

Para las generaciones actuales, esto puede sonar descabellado, pero recordemos que las nuevas generaciones se caracterizan por muchas cosas, menos por ser tradicionales.

Si a lo anterior le sumamos el impacto que el metaverso tendrá en la forma de trabajar, cada vez más el cuadro comienza a completarse, pero ese tema quedará para otra oportunidad.