Desde la Columna
Ana Cristina Gutiérrez para El Observador
¿Les ha pasado que de lunes a viernes mediodía todo va increíble con la dieta y el ejercicio, pero conforme se acerca el viernes en la noche, mágicamente todo comienza a cambiar?
Tan típico y tan real, ¡sí real! Muchas veces nos enfrentamos a eventos sociales o familiares y comienza la degustación calórica. Entre los postres, las famosas “bocas”, algunas bebidas sean alcohólicas o no y/o comidas en restaurantes, se suman un montón de calorías que no teníamos presupuestadas. Entonces, todo lo que se cuidó entre semana tiende a venirse abajo.
Ojo, nada de sentirse mal ni usar el látigo, ¡busquemos soluciones! Es natural que pase esto. El cuerpo siente relajación y sensación de bienestar el fin de semana.
Esta relajación, con momentos placenteros y felices, conlleva a comer comidas “vacilonas” o “pecaminosas”, provocando sentimiento de felicidad momentánea. ¡Es increíble como se nos olvida rápidamente todo lo que hicimos entre semana en un minuto!
Ahora, como les dije antes, busquemos soluciones, no remordimientos. Lo que más le recomiendo es que trate de buscar la forma en que el fin de semana afecte menos su peso, y ¡no se desmotive a seguir con esa gran meta!
- Siempre piense antes de comer o tomar algo: ¿esto me aleja o me acerca a mi meta?
- A veces podemos pedir a otra persona que pruebe la comida, el postre o la “boca” para ver si realmente vale la pena invertir sus calorías en este.
- Porciones, porciones y porciones. Por más que la comida no sea saludable, si come en pequeñas cantidades, nada va a pasar.
- Procure iniciar una rutina de ejercicio el fin de semana, sea en familia o solo, o bien buscando sitios de recreación donde aparte de compartir una comida, se haga también deporte.
- ¡No pierda calorías en bebidas con azúcar! ¡No vale la pena! Siempre esta la opción de agua, limonada sin azúcar o bebidas como soda con limón o infusiones de té.
- Nunca llegue a una fiesta con hambre, procure hacer una merienda antes de irse, ojalá con fruta fresca o un yogurt descremado por ejemplo. Así no va a perder control de su apetito.
- Siéntese en la mesa o en la fiesta con una persona clave que lo haga sentir bajo control.
- Si no puede controlar comer un puñito de chips o semillas, mejor ni las toque.
- Si hay algún recipiente donde pueda poner una porción de tres a cuatro “boquitas” sería genial, y no repetir sería un gran logro.
- Siempre se puede, solo establezca un límite en todo y así podrá disfrutar cada momento y comida.
Recuerde: no somos de palo, sentimos y nos gusta comer, es natural y debemos aprender a vivir con esto.
Ana Cristina Gutiérrez es nutricionista clínica, master en nutrición y alimentación y propietaria de Nutrición Sostenida.
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