Tomás Gómez
Una guerra en Medio Oriente. Israel defendiendo su derecho a ser país, las naciones vecinos se molestan y grupos islámicos llevan su oposición a los siguientes niveles de violencia.
Esos han sido los titulares recurrentes desde el 14 de mayo del 1948, cuando David Ben-Gurión leyó la proclama de independencia del Estado Hebreo.
Aunque el conflicto siempre ha permanecido latente, en algunos puntos de la historia el diferendo ha recrudecido.
Ocurrió recién fundando Israel y luego en ocasiones como la Guerra de los Seis Días en 1967, la de Yom Kipur en 1973, las Intifadas de finales de década de los 80 al 2000 y nuevamente en 2023.
Una mañana de octubre, cuando la comunidad judía estaba en plena fiesta religiosa, comenzó una invasión que ni la tecnología que distingue al Ejército Israelí vio venir.
Lo que era una fiesta de 75 años
La historia de Medio Oriente ha estado marcada por siglos (o hasta milenios) de una diversidad religiosa que no siempre ha logrado la convivencia.
En su formato más moderno, existe una serie de países dibujados por los imperios Otomano e Inglés que dominaban la región hasta bien entrado en Siglo XX.
Es en ese contexto que en 1947 se generó la división de Palestina, que dividió el terreno en una parte para la población árabe y otra para pueblo judío, que venía saliendo del Holocausto.
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Se fijó que para el 15 de mayo debía cesar la presencia británica. Dado que la fecha caía sábado -día de guardar entre los judíos- la ceremonia de Proclamación del Nuevo Estado se adelantó unas horas y quedó consumada desde el Museo de Arte de Tel Aviv.
Tres cuartos de siglo después, Israel se ha consolidado como un punto de alto desarrollo económico en medio del desierto y así lo celebraba con actos oficiales este 2023.
Fin de fiesta
El conflicto de 2023 coincidió no solo con el aniversario del Estado, sino con la celebración religiosa del Sukkot. Conocida cómo la “Fiesta de los Tabernáculos”, se trata de una fecha para recordar las dificultades del pueblo judío tras su salida de Egipto en tiempos bíblicos.
Ese era el ambiente hasta la noche en que los milicianos del grupo terrorista Hamás comenzaron una invasión inédita.
El 7 de octubre, hubo disparos de cohetes, como otras veces, pero también una penetración en terreno que arrasó con las comunidades agrícolas de la frontera.
Decenas de personas fueron tomadas cómo rehenes, las casas destruídas y tomó varias horas que la poderosa milicia israelí recuperara el control total del terreno.
Lo que mostró la luz
La confusión fue el primer signo de las noticias que comenzaron a llegar desde Israel.
Tuvieron que pasar varias horas para dimensionar el tipo de ataque que estaba realizando Hamás.
Este grupo surgido en 1987 insiste en generar un estado palestino en el sitio, para lo cual cuenta con la lucha armada cómo insumo. Ha sido declarado como organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá o Japón, pero a la vez ha sido democráticamente electo como Gobierno en la Franja de Gaza.
Conforme pasaron las horas se fue dilucidando quienes habían sobrevivido a los ataques iniciales, quienes permanecían ocultos, quienes habían fallecido y quienes estaban capturados.
La revisión llegó a fijar en más de 200 el número de secuestrados.
Con los días también se fue conociendo la estela de delitos sexuales, violencia y abusos cometidos en la incursión. Muchas de las atrocidades quedaron grabadas y algunas hasta se divulgaron en las redes sociales de las víctimas.
“El sábado 7 de octubre fue con diferencia el día más sangriento en la historia de Israel. No hemos visto una masacre como esta desde la Shoá (como es conocido el Holocausto entre la comunidad judía). En un día unas 900 personas fueron asesinadas y más de 2.300 resultaron heridas, la mayoría civiles”, llegó a definir la Embajadora de Israel en Costa Rica, Michal Gur-Aryeh.
Israel se defiende con “Espadas de Hierro”
En contestación a Hamas, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu prometió una operación que borrara al grupo.
Así surgió “Espadas de Hierro”, el operativo de respuesta con que se ha intentado responder a la amenaza de la Franja de Gaza, pero también de países vecinos como Líbano, desde donde también se dan ataques. A ello se unen acciones de respaldo a Hamás que llegan Siria y más reciente de Yemen, donde se dan ataques a los barcos que usan el Canal de Suez.
Israel denuncia entre sus principales acusaciones que Hamás usa a la población civil cómo escudo humano.
Su Inteligencia detectó un cuartel bajo el principal hospital de Gaza y el entorpecimiento a la entrega de ayuda humanitaria.
También se ha intensificado el reclamo diplomático, asegurando que otros países como Irán están patrocinando los ataques.
A ello se suma el reproche contra la pasividad de organismos internacionales, entre ellos Naciones Unidas, a quienes piden más balance.
También se dan los señalamientos en la región latinoamericana, donde algunos gobiernos -estilo Nicaragua o Colombia- han mantenido su apoyo al grupo terrorista.
2024: promesa de intensificar la lucha
En los casi tres meses que han pasado desde el ataque a Israel se han dado algunos acercamientos entre las partes.
A fines de noviembre hubo una tregua que permitió la liberación de rehenes, aunque más de 100 siguen raptados (autoridades israelíes también dejaron en libertad a detenidos de Palestina).
Israel insiste en que su lucha sigue siendo contra Hamás y, como tal, las acciones siguen activas.
Un recuento completo del conflicto de Israel y Palestina se puede conocer en el siguiente material preparado por El Observador:
