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‘Poor Things’ emana una gran frescura

Poor Things no es una película al uso, sino que es una de esas obras escasas y preciadas que surgen, a lo sumo, una vez cada tres o cuatro años.

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‘Poor Things’ emana una gran frescura
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Popcorn506 para El Observador

Hablar de películas como Poor Things no es algo común. Porque Poor Things no es una película al uso, sino que es una de esas obras escasas y preciadas que surgen, a lo sumo, una vez cada tres o cuatro años.

Y no solo es buena esta ocasión por haber pasado pocas semanas después de su estreno, sino porque también está reciente su candidatura a los próximos premios de la Academia de Hollywood. Aquí se espera que tenga la importante presencia que se le está asignando desde otras tribunas.

La conjunción de varias genialidades

No vamos a esconder que Poor Things es una película que nos ha encantado. Tampoco es un secreto que Lanthimos es uno de nuestros directores predilectos de los últimos años, del que hemos disfrutado todas y cada una de sus películas por su especial estilo y personalidad.

Más allá de su director estamos encantados de que la obra que haya adaptado en esta ocasión sea una de estas características tan peculiares, tan, digámoslo de otro modo, extravagantes.

La historia que nos cuenta la novela original de Alasdair Gray, y que aquí adaptan de modo brillante Tony McNamara en el guión y el propio Lanthimos tras la cámara, era una obra conocida antes de esta adaptación, aunque su nivel de fama no había alcanzado las cotas de la película.

Uno de los motivos, probablemente, sea otra de esas genialidades que pretendemos destacar, que se refiere a la ingeniosa combinación de géneros que aquí se dan, entre comedia, drama, ciencia ficción, fantasía, erotismo o, incluso, realismo mágico. Tal vez a la novela le faltó el empuje de alguien como Lanthimos y el rostro de alguien como Emma Stone.

Un reparto de lujo

 Y ya enlazamos con lo que, para muchos desconocedores de este director, ha sido un imán. El elenco que presenta Poor Things es de esos que no se ven tan a menudo y que se agradece.

Sobre todo, porque esta no es la típica gran producción de presupuesto multimillonario que alcanza todo lo que pretende. Aquí, tal vez haya sucedido como en esas películas de Woody Allen a las que grandes rostros se apuntan por diversión o prestigio.

La primera, por supuesto, una magnífica Emma Stone que lleva ya tantos años en plena forma que no sabemos si alguna vez se cansará de ser tan buena y tener tan buen gusto a la hora de elegir proyectos.

Qué decir de los que tiene enfrente: Mark Ruffalo y Willem Dafoe. Cada uno de su generación y con su estilo, pero ambos siempre con un nivel tan alto que suponen un motivo suficiente por sí solos para ver una película.

Y qué bien les vienen estos proyectos de géneros tan difusos como exigentes. La verdad es que tener un guión y una idea así, delante de uno, tiene que ser uno de los retos por los que merece la pena ser actor, director, etc.

Creadores en libertad

La principal sensación que nos deja Poor Things es la gran frescura que emana. Desconocemos, por desgracia, cómo habrá sido el proceso de producción, sobre todo esos momentos de ensayos, pruebas, rodaje…

Pero nos llega un aroma de felicidad y diversión envidiable. Se nos acerca un perfume de libertad que no suele ser habitual, pero que resulta tan contagioso que permite que todos los presentes y participantes se suelten de sus grilletes y exhiban la amplitud de su talento y creatividad.

Esa libertad es la que siempre ha permitido que los artistas y creadores alcancen sus mejores momentos. Nuestra duda es, ahora, conocer si estos señores, que tan bien se llevan y tan bien trabajan juntos, van a poder gozar de aún más libertad en el futuro. De ser así, nos esperan grandes cosas.

Popcorn506