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Adultos mayores suelen ser más cuidadosos y registran leve baja en estafas electrónicas, según análisis del OIJ

Un estilo de vida con menos presión incide en esos resultados. Personas de 18 a 64 años son las más vulnerables.

Por Allan Arroyo

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Adultos mayores suelen ser más cuidadosos y registran leve baja en estafas electrónicas, según análisis del OIJ
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Los delincuentes que cometen las estafas electrónicas se aprovechan de la presión sobre las víctimas.

Los momentos de más incidencia y vulnerabilidad son antes de la hora del almuerzo, el café o previo a la salida de los trabajos. “Cuando estamos más presionados”, advierte Yorkssan Carvajal, jefe de la sección de fraudes del OIJ.

Esa sería la razón por la cual los adultos mayores tienen una ligera baja en la incidencia de estos delitos, si se compara con otros grupos etarios.

Así se desprende de un análisis que hizo el Organismo de Investigación Judicial, según las denuncias presentadas en 2022 y 2023.

Las edades de 18 a 64 años concentran una cantidad muy similar de casos. Esos números son superiores a las 572 denuncias por estafas electrónicas que presentaron víctimas de 65 años o más.

La tendencia se mantiene para el 2023. Mientras los otros grupos etarios registran de 600 hasta 900 denuncias, los adultos mayores tienen cerca de 500.

No están exentos pero "son los que más malicia tienen", dice el jefe del OIJ, al agregar que también tienden a tener una vida más tranquila, sin tanto estrés como la población laboral.

Así pueden procesar la información con más detenimiento cuando los llaman y prevenir caer en las trampas.

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Grave daño económico

El OIJ, tal y como lo han hecho recientemente otras entidades, insiste en el grave perjuicio económico que las estafas electrónicas tienen en la población, sin importar la edad.

"El dinero se vuelve irrecuperable...el ahorro de toda la vida", enfatiza el jefe de los investigadores de fraudes.

Carvajal advierte que ese dinero que se sustrae y que era para la casa propia, viajes, ahorros o hasta la pensión, pasa a manos del crimen organizado "para financiar otros delitos".

El OIJ estimó el año pasado un perjuicio total de $1.2 millones y ¢3.200 millones. Hasta el primer semestre de este años, la cifra ya llegaba a más de $2.5 millones y ¢1.600 millones.

La estafa más común es la del falso funcionario bancario. Este es el desglose del año pasado:

 

 

Problema sin resolver

La policía proyecta para este año una baja en la incidencia, sin embargo reconoce que siguen los delitos que se comenten desde las cárceles, donde están algunos de los líderes de estas agrupaciones.

A pesar del bloqueo de las señales de celular en los centros penitenciarios, el OIJ considera que la medida se vulneró desde el inicio.

Carvajal alerta que los delincuentes accedieron a chips telefónicos del extranjero, que no son sujetos a la regulación. Por eso, algunas víctimas reportan llamadas sospechosas o fraudes cometidos desde números telefónicos con los prefijos 507 o 506, es decir de Panamá o Nicaragua.

Además, el mercado ofrece aplicaciones hasta gratis para los teléfonos inteligentes, con las cuales los estafadores pueden ocultar el número de origen y sustituirlo con los números oficiales de las entidades bancarias para inducir al engaño.

Recomendaciones 

"Tengamos malicia. No quedarnos con la primera llamada", recalca la policía judicial ante el auge de las estafas.

Las autoridades piden a la población colgar las comunicaciones sospechosas y no aportar datos sensibles o ingresar a enlaces de dudosa procedencia.

Lo que se debe hacer es llamar al banco o acudir a las sucursales para pedir información oficial.