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Análisis | Alajuelense es un castillo en llamas tras caer en casa ante Saprissa

La Liga Deportiva Alajuelense es como un castillo fuerte y bien reforzado, pero que se incendia y apagarlo se torna…

Por Harold Leandro

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Análisis | Alajuelense es un castillo en llamas tras caer en casa ante Saprissa
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Luis Paradela, delantero cubano de Saprissa, celebra tras anotar frente a Alajuelense en el estadio Morera Soto. Foto cortesía de Saprissa.

La Liga Deportiva Alajuelense es como un castillo fuerte y bien reforzado, pero que se incendia y apagarlo se torna difícil, porque el fuego es estructural y si se controla un foco de llamas, pronto parece otro.

Ante los ojos de hinchas y entendidos se percibe con buena salud. Futbolística y administrativamente no aparenta ningún síntoma. En la temporada regular juega, gana y gusta, pero los resultados en momentos críticos no son los esperados y sus seguidores explotan de rabia y desencanto.

La herida sangrante más reciente fue el 0-2 que le propinó Saprissa el domingo 2 de abril en “La Catedral” (como llaman los manudos al estadio Alejandro Morera Soto) que, además de sufrirse en casa, impidió alcanzar en la tabla de posiciones a su acérrimo rival, el que gracias a esta victoria quedó seis puntos arriba.

Los goles del delantero cubano Luis Javier Paradela (al 42’) y del volante David Guzmán (77’) fueron un fardo muy difícil de cargar para once gladiadores rojinegros en la cancha, para el técnico argentino-mexicano Andrés Carevic (a quien se le acusa de no saber “leer” los partidos) pero en especial, para miles de aficionados, algunos en el Morera Soto, la mayoría con los ojos prendidos al televisor.

Suhander Zúñiga (24), lateral izquierdo de Alajuelense, despeja de testa ante la llegada de Luis Javier Paradela (23), delantero cubano de Saprissa. Foto cortesía de Alajuelense.

Repercusiones de una derrota

La caída en su casa ante los tibaseños trajo ácidas consecuencias para los manudos.

Para empezar, su estadio fue vetado para el siguiente partido en casa, el sábado 15 de este mes a las 5 p. m. frente a Herediano, razón por la cual deberá jugar en patio ajeno en calidad de anfitrión.

Además, deberá pagar ¢1,3 millones en multas, entre otras causas por lanzamiento de objetos a la gramilla, invasión de aficionados y conflictos violentos, incluido el ataque a jugadores saprissistas que estaban en el palco, pues no tuvieron acción en ese partido.

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Pero más importante es que minó la confianza en el plantel, trajo incertidumbre en el sistema de juego y confirmó que ante los morados, Alajuelense se muestra impotente de dejarse la victoria, aún en su campo.

Según estadísticas de Christian Sandoval, Saprissa ha ganado 135 clásicos, mientras que Alajuelense se ha dejado 103. O sea, que los morados tienen 32 victorias más que los manudos.

Y para reforzar la paternidad tibaseña: De los últimos 15 clásicos, Saprissa ganó 8, se presentaron 6 empates y solo un triunfo de Alajuelense y en tiempo extra.

Liga acepta responsabilidad

El lunes, la dirigencia de Alajuelense hizo un “mea culpa” mediante un comunicado en el que asegura que “lamenta profundamente los eventos desafortunados” durante el clásico y acepta que “hubo actos de mala conducta por parte de algunos de nuestros aficionados, lo cual no refleja los valores y principios que promovemos como club”.

Sostiene que el proceder de los revoltosos “será analizado” y que aplicará el manual de comportamiento del estadio Alejandro Morera “para asegurarnos que los responsables, ya identificados, sean vetados”.

Entonces, ¿dónde está la contradicción de un equipo que se presenta solvente, que gana ante casi todos los rivales, pero cae en su casa ante su más enconado rival y se desinfla en las instancias finales?

Y es que, la verdad, la Liga no juega mal. Practica un fútbol moderno para nuestro medio, sus futbolistas cumplen con las normas estándar en cuanto a estatura (tal vez con la única excepción de Aarón Suárez, quien reporta 1,65 metros), masa muscular, dominio del juego, y viveza en cada acción.

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Carevic, en su segundo paso por el banquillo manudo, parece haber aprendido de los errores pasados y con más conocimiento del medio local, ha dado muestras de madurez y de que está capacitado para manejar los hilos de nuestro deporte rey.

Equipo sin alma

Entonces, ¿qué falla? Federico Rojas, exdirigente erizo, lo dijo con toda claridad: “La Liga pierde el alma ante Saprissa”. En efecto, el equipo morado parece ser el Rubicón de los manudos y cruzarlo se ha convertido en una quimera, una utopía.

No ha sido suficiente el esfuerzo económico. La construcción del Centro de Alto Rendimiento, el cacareado CAR (que en realidad pertenece al presidente de la institución, Joseph Joseph) no ha permitido (al menos aún) la “producción” de jugadores que, en consonancia con las facilidades que dispone el lugar, puedan superar a los tibaseños.

La dirigencia rojinegra se afana cada vez que puede en afirmar que no tiene deudas y que su planilla está al día, aspectos que la mayoría de los equipos de la Primera División tica anhela.

Tampoco ha ayudado el abrir la billetera y contratar jugadores consolidados: Leonel Moreira, Erick Cabalceta, Freddy Góndola (panameño), Dardo Miloc (argentino), Suhander Zúñiga y Celso Borges, este último de reconocido riñón saprissista. Ni los regresos de Giancarlo González y Johan Venegas, entre otros.

Después de 16 fechas del torneo Clausura 2023, los manudos ocupan el segundo lugar con 30 puntos (9 victorias, 3 empates y 4 derrotas), superado solo por Saprissa, que suma seis unidades más (11 triunfos, 3 igualadas y 2 caídas).

Con estos números, los erizos ocupan una prometedora posición para clasificarse a las semifinales, cuando solo faltan cuatro jornadas para llegar.

Muro mental

¿Dónde está el problema? Como apunta Rojas, el bisturí hay que centrarlo en ese muro mental que se han convertido los morados para Alajuelense.

Lo grave es que la situación no es nueva. Al contrario, en los últimos torneos la historia ha sido la misma: La Liga supera sin problemas la fase de clasificación y se muestra solvente ante los otros rivales, pero sucumbe ante Saprissa, su “bestia negra”.

Así las cosas, es ocioso buscar las razones en lo meramente deportivo. Y parece que el diagnóstico habrá que enfocarlo más en aspectos de mentalidad colectiva y al funcionamiento de su dirigencia.

Y es que tras esta nueva derrota, la escuadra del Llano de Alajuela quedó resentida y con la moral baja, dado un nuevo fracaso ante su archirrival.

La afición se siente decepcionada, pues entiende que los futbolistas no aportan lo suficiente para superar a los tibaseños. Eso precisamente fue lo que reclamó un aficionado que invadió la cancha.

Este aficionado invadió la cancha del Morera Soto molesto con el accionar de su equipo.

Por su parte, la dirigencia evidenció que pese al reciente cambio (Joseph dejó la vicepresidencia para ocupar la cabeza de la directiva que dejó vacante Fernando Ocampo el 2 de noviembre anterior) la realidad no varió y se requiere un viraje estructural para encontrar mejores caminos.