Rodrigo Díaz
Carlos Peña para El Observador
En los Estados Unidos durante décadas se conoce al estado de California como el mejor para vivir de todo el país.
Cuenta con características únicas en el planeta: es el estado más poblado con 40 millones de personas, tiene una costa de playas hermosas, buen clima y un sistema educativo de primera.
En síntesis: es en este momento la sétima economía más grande del mundo si fuera un país por sí mismo.
Admirable, pero…
Lo curioso es que desde hace varios años ha venido en decadencia el estado. Esto porque registra altos niveles de personas sin techo (un total de 67.000), delincuencia extendida y una situación social a punto de estallar.
Esto a pesar de ser el estado con mayores niveles de apoyo federal por medio de transferencias directas, en otras palabras, es el estado al que le dan más ayudas financieras de todo el país.
En efecto, solo el año pasado salieron del estado un total de 653.000 personas a vivir a otros estados, siendo Texas el principal destino.
Actualmente Texas es el estado al que muchas empresas y personas originarias de California se han ido y en este artículo explicaremos por qué.
De hecho, empresas como Tesla, Hewlett Packard, Oracle y otras han movido toda su operación e inversión de California a Texas en los pasados meses.
Entonces: ¿qué pasa en California?
Si bien en los Estados Unidos el presidente Donald Trump hizo un ajuste al impuesto corporativo pasando de 35% a 21%, el problema en California se genera al momento de sumar todos los impuestos estatales que son necesarios pagar, especialmente los impuestos pagados por individuos.
Por ejemplo, el impuesto de renta a individuos en California es de 13,3%, mientras que en Texas o Nevada es 0%. De este modo California tiene el impuesto de renta a individuos más alto del país.
Actualmente se discute subir el impuesto mencionado al 16,80%. Además de un impuesto del 0,4% al patrimonio.
También, California tiene el impuesto más alto a la gasolina del 61,2% del precio final. Esto hace que el precio del galón de gasolina sea el más caro de Estados Unidos.
El precio del alquiler está por las nubes
En el mercado de bienes raíces, California sufre una crisis por precios excesivamente altos, que impide a las personas tan siquiera pagar alquileres.
Las altas regulaciones para desarrollos inmobiliarios obligan a los desarrolladores a suplir prácticamente a la clase alta en exclusiva.
Por ejemplo, en San Francisco la regulación establece que cada apartamento debe tener parqueo y un área equivalente de zonas verdes. Pero no hay mucho espacio disponible, por lo que hace que los apartamentos únicamente puedan ser de alto precio para compensar los costos de desarrollo.
En la estructura de impuestos las empresas deben atender tributos ambientales que los hacen menos competitivos, porque deben aumentar precios.
El tiro de gracia lo dio la actual pandemia: muchas empresas que venían migrando a trabajo remoto no encuentran sentido a mantenerse en un estado caro. Y más que está imposibilitado de ofrecer seguridad, limpieza y rentas adecuadas para vivienda.
Partido Demócrata en la mira
Muchos empresarios achacan la crisis actual al Partido Demócrata, que tiene ya más de una década de tener control total del congreso local, la oficina del gobernador y muchas alcaldías.
De hecho, Elon Musk considera que los cierres de empresas, las restricciones a los establecimientos y el exceso de regulación es sencillamente absurdo.
En una entrevista televisiva dijo que la actitud de los oficiales demócratas es arrogante, una actitud como si fuera de un equipo que ha ganado todo durante demasiado tiempo.
Hay empresas como Facebook, Google y Apple que no se van a ir del estado pronto, aunque estas empresas ya están invirtiendo en plantas y nuevas oficinas fuera del estado dorado. Y muchos emprendimientos multimillonarios ya han empezado a gestar su cambio a Texas.
Este es el mejor ejemplo, práctico y tangible de que aumentar impuestos para castigar al que produce, al exitoso y generar incentivos monetarios directos para quienes no producen perjudica en pocos años a todos por igual.
Espero que en Costa Rica pronto hagamos un cambio de ideología gubernamental más en pro de las empresas y menos a sostener un sistema de gasto público carente de estrategia, rendición de cuentas y sentido común.
Rodrigo Díaz
