Sergio Arce
En St. Honoré, cafetería especializada en repostería y panadería francesa ubicada en Pavas, hicieron malabares para conseguir mantequilla sin sal para preparar muchos de sus productos en los últimos dos meses.
Vanessa Villalobos, su copropietaria, contó a El Observador que “fue de locos” tratar de abastecerse con el producto sin afectar a los clientes.
Lo mismo ocurrió en Atípico, un restaurante-bistró ubicado en Mata Redonda, y en Café Otoya, ubicado en el barrio josefino homónimo.
Su copropietario, Dariel Fallas, relató que tuvo serios problemas para acceder a la mantequilla para elaborar diferentes platillos y postres.
Y los relatos de quienes pasaron por lo mismo se multiplicaron en diferentes zonas geográficas y especialidades de comidas.
Dos Pinos es el principal proveedor de este producto. La cooperativa reconoció -días atrás- el faltante en casos puntuales de materias primas ante circunstancias exógenas.
“El contexto mundial actual ha generado un impacto enorme en los costos de las materias primas, y ha provocado faltante de algunas en otros casos.
“La Cooperativa Dos Pinos ha venido realizando los mejores esfuerzos para, dada la situación descrita, mantener la atención a nuestros clientes de la forma más normal posible.
“(Esto) sin descartar que se puedan presentar algunas diferencias entre la demanda y la oferta de manera temporal”, indicó Dos Pinos, uno de los proveedores de este producto.
Este medio también consultó con la empresa Numar -fabricante de margarina- desde el pasado 11 de agosto. Pero al cierre de edición de esta nota no se obtuvo respuesta, pese a una nueva solicitud este martes.
Aumento en los precios
Villalobos, de St. Honoré, comentó que este desajuste en el suministro de mantequilla provocó un aumento considerable en los costos de operación.
Esta cafetería usualmente destinaba ¢131.000 por 25 kilos de mantequilla sin sal para preparar desde huevos Benedictinos y croissants hasta rollos de canela y pan brioche, entre otros.
Negocios como St. Honoré utilizan la mantequilla sin sal de Dos Pinos para elaborar muchos de sus productos diarios.
Hace unos días no solo pagaron ¢5.460 por 460 gramos de esta materia prima. También recurrieron a productores independientes que, usualmente, no ofrecieron ni las cantidades ni las calidades requeridas, relató la empresaria.
Ella indicó que el suministro recién comienza a estabilizarse. Sin embargo, confía en que esta situación inusual no se repita. Esto por cuanto el negocio tuvo que absorber los gastos adicionales sin trasladarlos al cliente.
“Nosotros, como pequeños negocios, nos vimos súper afectados con esta situación. Y bajo ninguna circunstancia quisimos afectar a los clientes.
“Si fue realmente muy duro en faltantes de producto, en economía y con los precios (de los insumos) al doble. Fue de locos y esperemos que no se vuelva a repetir”, expresó Villalobos.
