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Francisco Soto para El Observador
El origen de la palabra competencia proviene del latín competere, que significa ir una cosa al encuentro de otra, encontrarse, coincidir. Luego este verbo fue evolucionando hasta significar incumbencia, rivalidad o suficiencias en un campo. En el contexto laboral tiene la última acepción, es decir suficiencia para determinada función.
Las competencias identifican ante todo resultados laborales concretos que pueden encerrar diferentes funciones; no se refieren a puestos de trabajo, ni a conjuntos de operaciones; se trata de situaciones concretas de trabajo y no de los elementos estructurales de una operación.
En los últimos años varios, factores han colocado el tema de la certificación de competencias laborales como un punto central; puede mencionarse en la lista la preocupación por mejorar la calidad y productividad de las organizaciones, los nuevos contenidos de los empleos y el cambio fundamental en la conceptualización del trabajo.
El informe Estudios Económicos de la OCDE Costa Rica 2018 indica que “la falta de habilidades perjudican el crecimiento de la productividad; la falta de personal calificado es uno de los principales obstáculos mencionados por los empresarios para la innovación entre las empresas costarricenses”
Certificación de personas y las competencias laborales
No es lo mismo tratar y evaluar procesos, que individuos. El desafío consiste en no perder de vista el enfoque fundamental: para qué y para quién es el modelo de competencias. El fin no es tratar al recurso humano como un bloque, sino como muchos individuos con sus propias necesidades de desarrollo y objetivos que hay que hacer coincidir en las necesidades de la organización.
La certificación de personas por sus competencias laborales es actualmente uno de los temas centrales en el discurso y la reflexión sobre la formación y el trabajo. Es mediante la certificación de las competencias laborales que se da validez a la capacidad y competencia del profesional o trabajador en el ejercicio de un área o perfil específico.
Certificación de personas como motor de desarrollo
La certificación de personas por un organismo de certificación acreditado es un fenómeno mundial que asegura la eficiencia y mejora la rentabilidad de las organizaciones, sean públicas o privadas.
La certificación de personas por sus competencias laborales es un pilar en el desarrollo económico de lugares como Dubai donde llegan personas de diferentes lugares, culturas e idiomas a trabajar en la misma organización.
La norma ISO 17024 específica los requerimientos para asegurar la certificación de personas mediante organismos de certificación que realicen un proceso con calidad de forma consistente, comparable y confiable.
El objetivo de la norma es establecer el marco de operación de estos organismos que permitan la generación de confianza de todas las partes interesadas en el certificado, con hincapié en la imparcialidad al momento de evaluar a los candidatos.
La certificación de personas por sus competencias laborales puede proporcionar al mercado las señales claras que este necesita para funcionar con mayor eficiencia y menores costos.
Otro factor actual y decisivo de la certificación de personas por sus competencias laborales se encuentra en la evolución de conciencia de la ciudadanía, principalmente en los derechos del consumidor y del trabajador.
Nunca se insistió tanto en la participación de las personas como socio para el cobro de la calidad de los servicios, exigiendo el mejor desempeño posible.
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