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CODA: el “remake” ganador del Oscar a la mejor película

@PopCorn506 para El Observador La última gala de los Oscar tuvo varios protagonistas. Algunos, los que no deberían, como el…

Por Blog

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CODA: el “remake” ganador del Oscar a la mejor película
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@PopCorn506 para El Observador

La última gala de los Oscar tuvo varios protagonistas. Algunos, los que no deberían, como el suceso que tantas portadas copó al día siguiente y del que no vamos a decir más.

Otros, los que pasaron desapercibidos y, para algunos, tampoco gastarán demasiada tinta una vez pasado un tiempo. Y sí, incluso para los que no piensan tan mal, estamos hablando directamente de la película ganadora en esta edición: CODA.

Hace mucho que se habla de la falta de ideas, de la falta de creatividad y de la falta de innovación en Hollywood. Más aún, esto es una auténtica crisis, y han sido unas cuantas las galas en las que los premios han reflejado el poco espíritu de novedad o de impactar que ha tenido el cine allí representado.

La ganadora de este año, CODA, ha servido como carne de cañón para todos aquellos que desean la caída del imperio norteamericano en términos culturales y cinematográficos.

Y es que, como ya sucedió en otras eras del siglo XX, las referencias acaban dirigiéndose a Asia o a Europa. Hace un par de años ganó una película coreana, Parasite. Y la de este año, aunque estadounidense, es un remake de una película francesa de 2014 titulada La famille Bélier.

Y ¿qué podemos decir de esto? Pues que hace unos años no nos habríamos creído esto en líneas generales y mucho menos al haber visto ambas películas.

Porque, no nos engañemos, no son ninguna obra maestra, ni rompedora ni de referencia. Tampoco queremos ser crueles ni injustos. Son obras modestas en muchos sentidos, humildes, con historias y personajes agradables, pero de las que puede haber decenas cada año.

Hablamos hasta aquí en plural porque ambas películas son muy similares. CODA no es un remake que haya querido desmarcarse demasiado de la película original, salvo en algún detalle.

Pero en realidad, se merece un repaso particular y concreto, en el que destacaremos sus mejores virtudes, que también las tiene.

La primera de todas es que es una película muy honesta. Esto es algo que por estos lares apreciamos en gran cantidad. Porque nada sienta peor que una película pretenciosa o que no muestra a los espectadores lo que en un inicio parece dar a entender.

Todos los miembros de la familia Rossi son sordomudos salvo Ruby. Esto, en ocasiones, parece limitarlos a la hora de relacionarse con otras personas, sobre todo a en entornos laborales. Ruby lidia muy bien haciendo de enlace y, a la vez, tratando de desarrollarse con sus propias personalidad y ambición.

Cuando descubre que tiene un auténtico talento para la canción, sus anhelos vitales toman un giro y esto hace que la relación con su familia entre en conflicto, al mismo tiempo que ella también va entrando en conflicto consigo misma.

El talento de Emilia Jones ante la cámara y, sobre todo, ante el micro, son una de las delicias de esta película. Esto, con el tono general del film, que se mantiene entre la comedia y el drama familiar y juvenil, hace que se le abran las puertas a un público amplio.

Lo único que puede parecer algo más adulto, aunque realmente es en matices de travesura, es el humor de los padres Rossi, que torna a lo sexual con mucha facilidad. Aunque no es nada novedoso, tampoco es soez ni molesto, y realmente es donde Troy Kotsur saca su mejor vis. Una vis que, a pesar de su condición natural de discapacitado auditivo y vocal, le ha permitido destacar en el reparto de la película y, además, alzarse con el premio a Mejor Actor de Reparto de este año.

El tercer galardón ha ido a parar a Siân Heder, que es la directora de la película, pero que se lleva la estatuilla por la adaptación del guion original.

Y es que, como habíamos comentado antes, no es un remake arriesgado, pero es cierto que acierta en la localización de la trama y los personajes hacia el público americano, con algunos detalles que tal vez la hagan más internacional, ya que la película francesa por estos lares puede resultar demasiado europea.

En conclusión, CODA es la película agradable que muchas veces buscas y no encuentras. Es una solución más que válida (y su versión original también, porque funciona igual de bien) para evadirse y disfrutar de una historia bonita, de las que dejan buenas sensaciones y buen cuerpo en el espectador, porque trata de valores positivos y recomendables.

Y esto, al final, compensa su falta de ambición en otros aspectos cinematográficos. Pero es que, en realidad, no los necesitaba.

Otra cosa es que nadie haya sido o sea capaz de hacer una película de mayor categoría en todo el año. Pero este debate lo mantendremos en otra ocasión.