Josué Alvarado
Multas por atrasos en las entregas de los granos, aumento de inventarios y trasladado de operaciones de desembarque hasta el muelle de Puerto Moín, en Limón, son algunas de las medidas que está tomando el sector agroexportador de Costa Rica, en medio del colapso de Puerto Caldera, en Puntarenas.
La Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA) calcula en $1.000.000 mensuales la inversión que deben hacer los productores para hacerle frente a las complicaciones que representa la terminal del Pacífico.
Dicha agrupación empresarial señala que el puesto cuatro de Caldera es exclusivo para embarques graneleros. Sin embargo, se está utilizando para descargar otros productos lo que ocasiona atrasos en el flujo de mercancías.
“La situación de Puerto Caldera es realmente preocupante debido a que desde hace meses el muelle alcanzó su ocupación máxima, siendo una situación que afecta directamente al sector agro”, señala la presidenta a.i. de la cámara, Ivannia Quesada.
La CNAA advierte que las condiciones de Caldera no solo afectan al empresariado. Se traducirá también en una menor competitividad del país por el encarecimiento de los servicios de transporte comercial. Este mayor costo también podría reflejarse en el precio para consumidores: hogares y empresas.
“La situación que se vive no solo encarece los costos de las empresas, sino que pone en riesgo el cumplimiento de contratos, incluso han optado por trasladar las operaciones de desembarque hasta el muelle de Puerto Moín”, comentó el vicepresidente de la CNAA, Oscar Arias Moreira.
El conglomerado representante del agro en Costa Rica mostró su preocupación y pide al Gobierno y a la administración de la terminal realizar acciones concretas a la mayor brevedad para evitar que las pérdidas sean todavía mayores.
(Josué Alvarado | El Observador).
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Ingenieros que trabajan en la administración: colapso sería a finales del 2024
Los ingenieros de la Sociedad Portuaria Caldera (SPC) calculan que el Puerto de Caldera, en Puntarenas, colapsará a finales del 2024.
Esto quiere decir que las embarcaciones llegarán al puerto y se podrán “fondear”, es decir, “amarrarse”. Pero no podrán atracar o acercarse a la costa para bajar la mercancía o subirla, debido a que todos los espacios están ocupados.
En su lugar, tendrán que hacer fila y esperar, o bien, optar por irse a otro puerto ante las largas esperas.
A mediados del 2023 el gerente general de la SPC, Ricardo Ospina, confirmó al sector exportador de Costa Rica que las obras paliativas que se habían anunciado para evitar esta situación no se ejecutarán, tal y como el Gobierno de Rodrigo Chaves preveía que ocurriera.
Estas obras incluían reformas urgentes en materia de equipamiento, infraestructura y dragado. Se habían acordado con el sector empresarial para tratar de agilizar la operación de la terminal.
Según Ospina, en lugar de estas obras urgentes se pondrán en marcha algunas acciones “light”, pero no evitarán el colapso.
