Blog
Natalia Alfaro para El Observador
Recuerdo mis inicios como consultora independiente en esto de innovación hace 5 años. Me sentía tan “wow” hablando de poner al cliente en el centro y de crear soluciones centradas en el usuario.
También de ver esa reacción de sorpresa en las personas cuando les hablaba de innovar basados en datos.
Y me es imposible olvidar cuando escuché de la famosa teoría de comportamiento del cerebro Triuno del Dr. Maclean.
Fue literal una explosión mental el saber que el ser humano posee tres sistemas neuromentales: uno de ellos es consciente y los otros dos inconscientes.
Es como un corto circuito cuando me enteré que al final no tenía un cerebro sino tres. Y que mi forma de actuar, mis decisiones y mi sistema de creencias no eran tan racionales como pensaba mi actuar ingenieril.
Lo más sorprendente
Pero he de confesar que lo más sorprendente de todo fue darme cuenta que esto no es un descubrimiento nuevo. Esto tiene ya más de 50 años.
Aún así, a pesar de su difusión y que ha sido un tema ruidoso que causa curiosidad para que las empresas creen productos, servicios y procesos que deslumbran e hipnotizan a sus clientes pues… de la teoría a la práctica hay un abismo de diferencia y de la práctica a los resultados ni que decir.
Ya no basta con entender que el cerebro límbico responsable de nuestras emociones toma el 30% de las decisión.
El reptiliano, nuestra parte más primitiva y de supervivencia, el 55%, mientras que el córtex -nuestra parte más racional- únicamente el 15% de las decisiones. No solo de compra sino también del actuar en el día a día.
Esos datos están muy bien, pero ¿y qué sigue? … ¿qué se hace ahora sabiendo eso? Pues incluso hay un paso previo a empezar a crear productos y servicios con estos métodos y es entender ¿Por qué usted se comporta como se comporta?
Le voy a dar una guía rápida para enfocarnos en nuestra comunicación.
- Paso 1: Quiero que se pregunte ¿Cuál es el mayor desafío a nivel de comunicación que estoy experimentando en mi trabajo?
- Paso 2: Luego que lo tiene definido analice si ese desafío tiene algún tipo de relación con sus improntas alrededor de la comunicación.
Le voy a dar pistas de preguntas que puede hacerse para identificar sus improntas:
Tempranas:
¿Cómo fue mi relación/comunicación con mis padres durante mi niñez? ¿Qué tipo de lenguaje estaba acostumbrado/acostumbrada a escuchar?
¿Qué era lo que más dificultad me daba al compartir con mis compañeros y maestros en la escuela?, ¿Era fácil para mi hacer nuevos amigos y amigas? ¿era yo quien iniciaba esa relación?
Emocionales:
¿Cómo puedo describir mis forma de vincularme con las personas?
¿Cómo reacciono y qué palabras suelo repetir cuando no estoy de acuerdo con algo o ese algo no sale como esperaba?
¿Cuáles sentimientos predominan cada vez que voy a dar mi opinión sobre un tema en el trabajo, con mis amigos y mi familia?
Recientes:
¿Pude decir lo que quería en mi última junta/reunión? En caso que no: ¿qué me limitó? En caso que sí: ¿cómo percibiste lo tomaron los demás?
¿Qué hubiera cambiado sobre la dinámica de interacción durante la reunión?
¿Qué medio de comunicación considero son los más efectivos para hablar con mis jefes y mi equipo?
- Paso 3: Basado en toda esa información que recopiló, le invito a que haga una lista de posibles acciones para afrontar ese desafío, tomando responsabilidad y entendiendo que no puede cambiar lo que pasó pero sí lo que va a pasar. Usted decide.
La innovación tiene mucho que ver con entender comportamientos a profundidad, en tener un alto nivel de observación y asociación para crear hipótesis y validarlas. Aplique estos principios básicos en usted, y si lo logra ya va a poder hacerlo en otros.
La buena noticia es que no tiene porqué decodificarlo desde la soledad y el agobio, yo le puedo ayudar.
Si quiere un camino fácil y divertido sobre cómo aplicar la neuroinnovación en su vida personal o trabajo sólo dele click aquí y envíeme la palabra innovar.
Blog
