¿Dirigen los mandos medios su empresa?

Lucía Solórzano para El Observador

Como es bien sabido, las relaciones laborales son uno de los aspectos más importantes a considerar en la administración de una empresa.

El recurso humano es un motor esencial de cualquier organización, pero, al mismo tiempo, su interacción con el ente patronal puede ser causa de conflicto.

Entonces, al pensar en gestionar adecuadamente la relación entre el patrono y los trabajadores, cabe preguntarnos: ¿quién es realmente el patrono?

Reconocer al trabajador como sujeto de la relación laboral es una tarea sencilla, pues, por definición, será siempre una persona física claramente identificada.

Sin embargo, cuando se piensa en el patrono como sujeto de la relación laboral, lo común es que estemos ante una persona jurídica.

Los “representantes patronales”

Ahora bien, las entidades jurídicas no son las que interactúan en el día a día con los colaboradores.  Por esta razón, precisamente, es que la legislación laboral reconoce la figura de los “representantes patronales”.

Conforme el artículo 5 del Código de Trabajo, se reconocen como representantes patronales a “los directores, gerentes, administradores, capitanes de barco y, en general, las personas que a nombre de otro ejerzan funciones de dirección o de administración”.

Dado que los representantes patronales pueden ser muchos y muy variados en una organización (desde la alta dirección hasta líderes de pequeños grupos), se está ante un reto de unificar el actuar patronal para que todos esos representantes siempre “remen” en una misma dirección.

En la práctica, las personas en los puestos directivos y gerenciales son quienes ejercen la potestad patronal de dirección. Es decir, emiten los lineamientos sobre cómo deben hacerse las cosas.

Ojos y oídos de la organización

Sin embargo, la potestad patronal de fiscalización recae mayormente en los mandos medios, quienes en última instancia constituyen los ojos y los oídos de la organización.

Así las cosas, una organización puede tener manuales de procedimientos y conductas cuidadosamente elaborados y revisados. Pero su adecuada aplicación finalmente queda en manos de quienes dirigen al personal en forma directa.

Por ejemplo, es común escuchar a los trabajadores decir: “sé que el procedimiento no dice eso, pero así me lo enseñó mi supervisor”, o “sé que el uso del celular está prohibido, pero aquí todos lo usamos y el supervisor lo permite”.

Conforme al principio protector del trabajador, que rige las relaciones laborales, para un colaborador puede resultar indistinto que una directriz venga de la alta dirección de la corporación o de su supervisor, ya que ambos representan a su patrono.

Asimismo, puesto que los mandos medios son quienes directamente lideran al personal y dan su propio ejemplo, es posible reconocer que la mayor parte de los riesgos legales laborales en una organización se genera por las actuaciones de dichos mandos medios.

Temas como el acoso laboral, documentación de faltas disciplinarias, tolerancia de conductas inapropiadas, entre otros, están directamente relacionados con los mandos medios.

Por ello, la constante capacitación de esta línea de mando resulta primordial para evitar conflictos de naturaleza laboral.