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¿Es usted de los que sube fotos de sus hijos pequeños a Facebook o Instagram? Cuidado con el “sharenting”

El sharenting -un anglicismo que proviene de share (compartir) y parenting (paternidad)- es la sobreexposición de menores por parte de sus padres (principalmente) en…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 2 minutos
¿Es usted de los que sube fotos de sus hijos pequeños a Facebook o Instagram? Cuidado con el “sharenting”
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El sharenting -un anglicismo que proviene de share (compartir) y parenting (paternidad)- es la sobreexposición de menores por parte de sus padres (principalmente) en los distintos medios digitales.

Se ha convertido en una práctica tan habitual que el diccionario británico Collins lo incluyó en 2016.

Dado que estas acciones pueden generar un riesgo, ESET, compañía especializada en la detección proactiva de amenazas cibernéticas, recomienda a los progenitores pensar dos ves antes de compartir la vida de los hijos en redes sociales.

Esta práctica, la cual pasa desapercibida entre muchos, plantea varios peligros. Entre ellos el bullying cibernético, la creación de perfiles falsos y el uso de fotografías en páginas de explotación sexual infantil.

Al ser una actividad relacionada con las nuevas tecnologías se pueden ver acciones de acoso en adolescentes por imágenes de sus infancias publicadas en redes sociales, indica la empresa.

Recomendaciones

“Compartir o no es una decisión individual de la familia. Si la opción es compartir, los adultos deben estar atentos, ejercer discreción y no revelar demasiado sin darse cuenta.

“Hay que poner especial atención al hecho de no mencionar los nombres completos de los niños, edades, fechas de nacimiento, direcciones como la de casa o el colegio, por citar algunos ejemplos. Esa costumbre de compartir pone en riesgo la privacidad en línea de los niños y, de manera potencial, su seguridad física”, informó David Méndez, Gerente de ESET Costa Rica.

¡Mucho cuidado!

Los fragmentos individuales de información personal pueden ser mal utilizados en esquemas de ingeniería social. Estos son agrupados para hacer que niños y jóvenes sean blancos de fraude en línea o robo de identidad.

En casos extremos incluso podrían llevar a captación en línea. Esto es cuando alguien construye una conexión emocional con menores, ganando así su confianza generalmente para explotación o abuso sexual.

A esto también se suma la posibilidad de que el hijo o hija sea víctima de secuestros virtuales. Aquí el delincuente utiliza la información que tiene sobre la familia o el menor para engañar y sacar provecho económico de esto.

Además, las imágenes que para muchos tienen un contexto normal, pueden terminar en manos de redes de pedofilia sin conocimiento de los padres.

“Es sumamente importante que cada vez que se haga una publicación se formulen ciertas preguntas, entre las que están si estoy dando datos personales, si con el paso del tiempo esta foto o video le va a agradar al menor y a qué personas les estoy dando acceso a esta información”, comentó Méndez.

Los padres deben tener en cuenta que con las publicaciones se está exponiendo a otra persona. Por eso lo ideal sería tener “acuerdos” con los menores a la hora de exponerlos.

Al subir algo a Internet no se sabe cuál será su destino final. Tampoco el tiempo que va a permanecer o en manos de quién va a caer.

Sin embargo, las redes sociales tienen mecanismos de limitación de alcance. Es decir, se pueden escoger el grupo familiar o el grupo de amigos a los que se les da acceso a las publicaciones.