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Especie animal que vive en Costa Rica está entre las 25 más amenazadas del mundo

Seis especies de primates de América Latina, entre ellas una que vive en Costa Rica,  están entre las más amenazadas…

Por AFP

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Especie animal que vive en Costa Rica está entre las 25 más amenazadas del mundo
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Seis especies de primates de América Latina, entre ellas una que vive en Costa Rica,  están entre las más amenazadas del mundo, según una organización de expertos internacionales.

La deforestación y la cacería, además de las enfermedades, están diezmando a las poblaciones de primates en la región.

Así lo señaló un panel de especialistas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que prepara la lista roja de primates en riesgo.

Esta lista se actualiza cada dos años.

El animal de Costa Rica

Stella de la Torre, organizadora del Congreso de la Sociedad Internacional de Primatología que se reunió en Quito para hacer un inventario parcial, anunció la lamentable lista.

Esta es “una guía para saber a qué especies darles prioridad en temas de manejo e investigación”, indicó de la Torre.

Argentina:

El aullador marrón

Brasil: 

El titi de Alta Floresta

El titi de cabeza amarilla

El capuchino kaapori

Costa Rica (y el resto de Centroamérica):

El mono araña

Ecuador:

El mono araña de cabeza marrón

Capuchino ecuatorial

Todas estas variedades son parte de las 25 más amenazadas en el mundo, entre las que también aparecen especies de África y Asia.

En el mundo hay 523 especies y en el continente americano habitan 171, de las cuales el 42% está en riesgo de desaparecer.

La deforestación es el principal factor que pone en peligro a estos animales, apuntaron investigadores.

“Para cada especie hay distintas amenazas. Hay especies que sufren más con la cacería, hay otras que sufren por la fragmentación de hábitat. Hay unas que son más susceptibles a enfermedades”, dijo a la AFP Leandro Jerusalinsky, del Centro Nacional de Investigación y Conservación de Primates de Brasil.

El caso costarricense

En Costa Rica existen cuatro especies de monos: congo o aullador, carablanca, tití o ardilla y araña o colorado.

De estas -apunta la UCR- la que peor está es la de los monos araña (Ateles geoffroyi), debido a que han sido muy utilizados para consumo humano y como mascotas.

Un artículo publicado por la Universidad de Costa Rica (UCR) en el 2019 apunta que 10 años atrás (en el 2009) se calculó en 104.000 la cantidad de especímenes de primates que habitaban el territorio nacional.

“En zonas donde tradicionalmente los pobladores decían que abundaban tropas de monos, ahora manifiestan que tienen hasta cinco años de no ver ninguno”, expresó Gustavo Gutiérrez, genetista e investigador de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Pero hay otro criterio, según dicha publicación. Ronald Sánchez, biólogo e investigador de la Sede de Occidente de la UCR, comentó que en ciertos lugares algunas especies han podido recuperar el número de individuos.

Un ejemplo de esto es Tamarindo, en Guanacaste, donde las poblaciones de monos se han recuperado.


El mono araña

El mono araña se caracteriza por sus largas extremidades y su gran agilidad. Su peso promedio ronda entre los 8 y 9 kg, tiene una cola larga prehensil que usa muy hábilmente para desplazarse entre las ramas.

A diferencia de todos los primates que existen en Costa Rica el araña no posee dedo pulgar. Este mono en condiciones normales tiene una espectativa de vida de 33 años.


El “tiro de gracia”

En Ecuador, uno de los países más megadiversos (de los mayores índices de biodiversidad), la situación es “dramática”, expresó de la Torre.

Ella recordó que las 22 variedades de monos que habitan su país están bajo alguna categoría de amenaza, de acuerdo con el Libro Rojo de los mamíferos.

Por ejemplo, la fragmentación de los bosques condenan a los primates a vivir en pequeños parches verdes.

Y esto deriva en otro problema: la endogamia y con ello alteraciones genéticas. Además, la cercanía con personas los expone a enfermedades que les resultan letales.

“Como son nuestros parientes más cercanos tenemos muchas similitudes fisiológicas y mucha posibilidad de que haya transmisión de enfermedades entre humanos y primates”, explicó de la Torre. La fiebre amarilla, el paludismo o el herpes diezman poblaciones de monos.

Cuando los primates son empujados a convivir en pequeñas extensiones de bosque, una enfermedad es como un “tiro de gracia”.

Para una población reducida es muy difícil recuperarse pues los monos tienen tiempos de gestación e infancias largas, lo que hace que se reproduzcan lentamente.

La cacería, el tráfico de animales vivos para el mercado de mascotas y creencias de que la sangre de mono cura enfermedades también ponen en riesgo a los primates en el continente americano.

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