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Tannia Moya para El Observador
Escribo este artículo como una ciudadana preocupada por la situación en que se encuentra nuestro país. Un día sí y el otro también escuchamos noticias y vemos videos en redes sociales sobre ajusticiamientos entre bandas de narcotraficantes. Y lo peor es que cada vez más los casos se acercan a la comunidad donde vivimos.
Tengo amigos que han optado por evitar las noticias por su paz mental. Pero el que no lo veamos, no significa que nuestro país se encuentre en un gran peligro.
De sobra conocido que esto se venía dando en países vecinos y justamente leyendo sobre el tema, una revista mexicana señalaba en el 2014 que “el incremento de la criminalidad, la aparición de nuevas formas de delincuencia más violenta”.
También sobre “la la inseguridad en las calles, la impunidad del delito y la deficiente participación de las corporaciones policiales han acrecentado la inconformidad de la sociedad hasta el punto de que el tema de la inseguridad pública delictiva es uno de los temas principales de debate social” ¿Les suena familiar?
A lo que nos enfrentamos
Costa Rica, conocida por su belleza natural y su gente pacífica, se enfrenta ahora más que nunca a una sensación de inseguridad y miedo.
¿Cómo ha llegado Costa Rica a este punto y qué podemos hacer al respecto?
Pero no hablemos solo de la violencia en las calles, sino del incremento en la delincuencia vía online, estafas y difusión de noticias falsas, que vienen a contribuir con esa sensación de incertidumbre. Creo que casi todos nosotros tenemos algún amigo, pariente o vecino al que han estafado.
Además, las redes sociales y las plataformas en línea son caldo de cultivo para la desinformación y la hostilidad, lo que socava la confianza y nos obliga a buscar soluciones efectivas.
¿Víctimas inocentes de toda esta situación?
Como ciudadana confieso que, además de preocupación siento impotencia y este sentimiento afecta nuestro entorno y vida cotidiana.
Como siempre me di a la tarea de pedir la opinión a diferentes personas en redes sociales y la mayoría se siente igual y está optando por medidas que limitan su sensación de libertad y tranquilidad.
Por ejemplo: no salir en las noches, evitar hacer transacciones en línea por miedo a ser estafados, no contestar llamadas de números de teléfonos que no tengan en sus contactos.
Incluso y aunque les duele señalan que no están dispuestos a ayudar a alguien que parece estar en peligro, porque puede ser un montaje o simplemente porque pueden salir afectados.
En caso de los que tienen carro decían que estaban evitando salir mucho de noche, ir al centro de San José, visitar algunos comercios que ellos consideran están en zonas vulnerables o que no tienen parqueo.
Creo que como país tenemos muchos desafíos por delante pero también como ciudadanos.
Debemos ir fomentando la solidaridad y el apoyo entre vecinos para poder tomar medidas que contrarresten esa sensación de miedo e inseguridad, debemos aprender a leer y a corroborar la validez de las informaciones que nos llegan y por supuesto como sociedad, unirnos para trabajar juntos y encontrar soluciones efectivas.
Rescatemos a Costa Rica.
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