Natalia Calderón para El Observador
La violencia rodea la vida de todos y en todas partes. En el caso de los niños están rodeados de fábulas, juguetes y juegos violentos.
No es parte de la naturaleza de un niño jugar a matar o a golpear. Algunos niños aceptan la violencia como una forma de manejar los problemas.
Estudios también han demostrado que mientras más realista y repetida sea la exposición a la violencia, mayor será el impacto en los niños.
Trabajemos desde el amor, el respeto y la empatía. Usar frases tales como: en esta casa no se permiten los golpes, ni los gritos.
Recomendaciones:
Modelar (sin gritos, sin golpes en casa). Sin juegos de golpes o de luchas. Siempre usando frases como la violencia NUNCA será la solución.
Ofrecer alternativas (opciones). Puedes jugar esto o aquello (no imponer), dentro de las opciones no habrá programas o video juegos violentos. Sustituya.
Usar rutinas es fundamental. Evite regañar, modele, acompañe y guíe.
En lugar de prohibir, use recursos como: esto si lo puede hacer (en lugar de mencionar lo que no pueden hacer), pues resulta mucho más retador para los niños.
Elaboren juntos algún material que promueva la paz y el respeto en la casa y en el aula (mesa de la paz).
Establecer reglas claras acerca del contenido de los juegos y del tiempo que pueden dedicarle a jugarlos, ya sea dentro o fuera del hogar
Es importante que los niños hagan deporte en forma frecuente (canalizar energía).
El diálogo siempre será la solución. Firme y amable, reglas claras.