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Tannia Moya para El Observador
Hace pocos días leía en una revista que Paul Virilio, un teórico cultural y urbanista conocido por sus escritos sobre tecnología, velocidad y poder, escribió: “Hacemos las cosas más rápido porque la velocidad nos divierte, llama nuestra atención. Produce excitación y nos saca del aburrimiento.
“Nada es aburrido si es lo suficientemente rápido. La velocidad es una nueva forma de éxtasis, la amamos hasta que nos asusta porque produce una descarga de adrenalina, una intensificación de la existencia”.
Esto se unió a una conversación con amigos que opinaban que ahora somos menos pacientes e incluso tolerantes y que estamos perdiendo la capacidad de esperar.
Y pusieron de ejemplo el WhatsApp. Hablaban específicamente de la ansiedad que les producía enviar un mensaje y que la otra persona lo lea, o sea que le aparezcan las rayitas azules o lo que llamamos “dar por visto,” y no conteste nada.
¿Les ha pasado? ¿qué sienten? ¿cuánto tiempo es prudente esperar para una respuesta?
¿Por qué no contestan mis mensajes?
Consulte en redes sociales cuál podría ser la razón de la no respuesta y estas son algunas de las respuestas que obtuve:
- Posiblemente no lo planteamos como una pregunta concreta y la persona se dio por informada.
- La persona lo leyó, pero no tuvo tiempo de contestar y se le olvidó.
- Simplemente no es una persona educada o son pasivos agresivos.
- Me está ignorando.
- A algunas personas les da mucha pereza contestar mensajes.
- Todo depende del tipo de relación que se tenga con la otra persona, porque si no es usual que le escriba, quizás desconfíe.
- Para efectos de trabajo es inaceptable que alguien no conteste, así que todo depende de la situación.
- Lo que es urgente para mí no es una prioridad para otra persona.
- Puede tener desactivado la función de lectura de mensaje.
Los sentimientos que provoca
Sobre los sentimientos que provoca, también hubo respuestas variadas. Algunos se sienten molestos, a otros les da igual.
La mayoría sentía ansiedad o preocupación porque los estaban ignorando. O bien piensan que la persona estaba enojada.
En fin, diría que hay muchas circunstancias que pueden justificar la no respuesta y que depende de la persona, la relación que tengan y la importancia del asunto.
A lo mejor se le podría escribir de nuevo y aclarar el tema y si se da varias veces y hacerle saber que nos afecta.
O bien simplemente relajarse y no pensar lo peor y para finalizar diría que, si me molesta que lo hagan conmigo, no hacerlo con los demás.
Termino con esta frase de Ludwig van Beethoven: “nunca rompas el silencio, si no es para mejorarlo.
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