Tomás Gómez
Fue justamente un domingo 30 de julio, pero de 1950, que hombres y mujeres pudieron votar por igual.
El escenario fue un plebiscito en el que se decidía si las localidades de La Tigra y La Fortuna seguían siendo parte de San Ramón o se pasaban a San Carlos.
Las comunidades finalmente se fueron para el nuevo cantón donde permanecen actualmente, pero más allá de ese resultado, fue la participación paritaria lo que marcó al evento en la historia.
Según registra el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), en el padrón habían en ese momento 349 mujeres y 426 hombres.
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Los datos de la época registraron a Bernarda Vásquez, vecina de La Tigra, como la primera mujer en apersonarse a ejercer su derecho.
Para ese momento Vázquez, quien era ama de casa, tenía ya 32 años.
Cuando casi se logra el voto femenino (y cuando por fin se pudo)
El derecho al voto de las mujeres fue oficialmente reconocido el 20 de junio de 1949. Ese día, el 80% de los diputados de la Asamblea Constituyente de la Segunda República incorporó el principio a la Constitución que estaba en redacción y que sigue en uso en el país.
Antes, eso sí, hubo medio siglo de luchas.
Inspirados en debates internacionales, la generación de política liberal de la década de 1880 fue la primera en al menos plantear la posibilidad de la igualdad del voto. Si bien, la época presentó avances en temas como el acceso a la educación de las mujeres, lo referente a derechos políticos terminó relegado.
Un nuevo impulso llegó en 1913 cuando se hizo una reforma al sistema electoral. En ese momento, el Gobierno de Ricardo Jiménez planteó el voto directo, secreto y universal; las primeras dos ideas se aprobaron pero la de incluir a las mujeres no pasó.
Para 1917, en plena dictadura de Federico Tinoco, se volvió a plantear la posibilidad del voto femenino, aunque fuera solo para algunas mujeres. En ese momento, la votación quedó 16 a 20, perdiéndose por apenas 4 votos.
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Para 1920, el proyecto fue darle la posibilidad de votar y presentarse para cargos municipales a las mujeres que supieran leer, proyecto que nuevamente se estancó.
Fue hasta después de los avances sociales de 1940 y sus posteriores problemas políticos que se dio el paso a incluir a Costa Rica, un poco tardíamente, en la lista de países que ya habían evolucionado su sistema electoral.
El derecho a ser electas
Tres años después de poder elegir, las mujeres pudieron también ser electas.
El chance llegó en las Elecciones Nacionales de 1953, cuando hubo candidaturas femeninas a la Asamblea Legislativa. Fueron electas las primeras diputadas: María Teresa Obregón, Ana Rosa Chacón y Estela Quesada, todas de Liberación Nacional.
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Tuvieron que pasar 36 años para que por primera vez una mujer fuera presidenta del Congreso – Rosemary Karpinsky – y otra vicepresidenta de la República – Victoria Garrón -, ambas en 1986. Desde 1994, al menos una de las Vicepresidencias de la República es ocupada por una mujer.
En el 2010, por su parte, Laura Chinchilla fue electa como la primera Presidenta de la República.
