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Manía tienen las mujeres con las migas (boronas en Costa Rica)

Manuel Guisande para El Observador Los hombres, en general, somos un poco brutos; bueno, un poco, no, bastante. Preparamos un…

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Manía tienen las mujeres con las migas (boronas en Costa Rica)
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Manuel Guisande

Manuel Guisande para El Observador

Los hombres, en general, somos un poco brutos; bueno, un poco, no, bastante. Preparamos un bocadillo y lo empezamos a devorar como si nos fuera la vida en ello.

Entonces ocurre, que en el mejor de los casos, tomamos un plato, nos sentamos ante el televisor y las dentelladas que le da el león a la tonta gacelilla en el desierto de Taklamakan, en Asia, son una broma comparadas a las que nosotros les damos al bocata cuando ponemos a funcionar el diente.

“¡¡No tires boronas!!”

Y así estamos, inocentemente felices, cuando nuestra mujer, novia, amante o lo que quieras, exclama: “¡¡no tires migas!!” (boronas en Costa Rica); momento en el que miras al suelo, ves como trece o catorce, a tu mujer con los ojos desorbitados y a tomar viento la felicidad casera.

Como ya es tu costumbre, que hay costumbres que matan, con una tranquilidad supina, las recoges, las pones en el plato y… ¿asunto solucionado?. No, pero no un no normal; no, un no de tenis, de esos que lo oyen en Calkini, en la península del Yucatán.

Yo no sé qué ocurre con las mujeres y las migas, para mí que están sincronizadas; cae una miga en Tegucigalpa… y no me digas cómo, termina en sus pies, aunque vivas en Santa Rosa de Pocosol. Termina en sus pies.

Tú te levantas a por agua… no pasa nada, lo hace ella… y las migas hacen crac crac para montarte el follón. Tú tienes dos dioptrías y ella diez… pues ella las ve. Impresionante el mimetismo Trigo & Fémina.

De lo que sí estoy convencido, pero convencidísimo, es de que participan como en un concurso para sí mismas. Se levantan por la mañana y lo primero que hacen, como si en vez de ser humanas fueran un láser, es dar una batida por toda la casa y rastrear en los rincones más inverosímiles en busca de esas partículas de trigo.

Juegan con nosotros

Y también estoy convencido de que en su cerebro tienen como un documento Excel, en el que mentalmente las van apuntado. “23 de enero, doce miguitas; 14 de marzo, veinte; 5 de junio… ¡¡¡Récord!!!!, ¡¡¡cuarenta miguitas!!!. ¡¡¡cuarentaaaa!!!”

Y así, cada día van localizando miguitas y más miguitas tratando de batir una plusmarca, y hasta creo, que si en un momento dado son las once de la noche, se va a acabar el día y está a punto de batir el récord, le dice al marido: “¿te preparo un bocadillito?

Y como diga que no… directa a la cocina, hace uno de lo que sea y “para mi maridito”. Sí, hombre, “para mi maridito”, ¡¡¡para tratar de superar el récord, idiotaaaa!!!, eso es lo que le importa, ¡¡¡el récord!!!. Se va a preocupar ahora, después de cuarenta años casada, de que estés bien alimentado… bo.

Pero no creas que esto de las miguitas se lleva en plan tranqui… yo he oído más discusiones por las migas que por si el niño va a ir a este o aquel colegio, si se va a un sitio o a otro de vacaciones o si se cambia o no de casa. Vas a comparar ahora una miga con un traslado de varias toneladas de muebles…

Unas discusiones causan esto de las migas, un jaleo, un griterío en plan ”te mato como vea otra…”. Y eso que solo son miguitas,  si llegan a ser  amiguitas… tela.

Manuel Guisande