Redacción El Observador
El gobierno de Daniel Ortega ordenó el cierre de la frontera con nuestro país (por el puesto de Peñas Blancas) en represalia por las medidas adoptadas aquí con respecto al tránsito internacional de mercancías, en el marco de la lucha contra el coronavirus.
La información fue confirmada al diario La Nación por el ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, quien indicó que el responsable de la aduana de Nicaragua en esa zona le comunicó a su par tico que “no dejarán pasar nada por ese puesto hacia Nicaragua o hacia Costa Rica”, informó el rotativo la mañana de este lunes.
En Nicaragua la medida también fue corroborada al diario local La Prensa por el presidente de la Asociación de Transportistas de ese país, Marvin Altamirano, quien se limitó a decir “sí está cerrada, sí está cerrada”, en relación con la frontera.
Malestar en la región
Este anuncio llega en momentos de profundo malestar por parte de los transportistas regionales así como por los gobiernos centroamericanos, que califican la medida costarricense -de aplicar rigurosos protocolos de Salud en los puestos fronterizos- de unilaterales.
A partir de las «cero horas» de este lunes la dinámica cambió en las fronteras y empezaron a regir nuevas y más estrictas medidas. Entrarán a Costa Rica solo los transportistas extranjeros que vayan hasta Panamá, mientras son resguardados por un convoy de seguridad para garantizar que ninguno de los conductores realice paradas no permitidas o se quede en territorio nacional.
Rodrigo Sibaja, transportista unitario que suele viajar por el Istmo, las nuevas medidas no funcionarán y se convertirán en un «caos completo» en cuanto a las filas, riesgos de contagio y otros peligros a los que se exponen los transportistas.
Bajo este protocolo, cuando el conductor foráneo traiga mercancías para Costa Rica deberá permanecer exclusivamente dentro de la zona primaria. Las empresas coordinarán con las autoridades correspondientes su retiro. Luego serán transportistas certificados como libres de coronavirus en suelo tico quienes la movilicen.
«Difícilmente le voy a entregar mi furgón a alguien para que se lo traiga para San José, puede suceder un montón de cosas», ejemplificó el trailero.
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El viernes pasado, autoridades costarricenses anunciaron que organizarán caravanas de camiones de carga para que puedan atravesar el país con vigilancia y agilizar su tránsito, ante los rígidos controles establecidos en las fronteras por el nuevo coronavirus.
El puesto fronterizo de Peñas Blancas ha visto filas kilométricas de camiones desde que a inicios de mayo todos los conductores comenzaron a ser sometidos a pruebas del nuevo coronavirus.
La medida se tomó luego que el 7 de mayo se detectaron dos conductores con COVID-19 en pruebas aleatorias con los transportistas.
La medida provocó grandes atrasos en la entrada de los camiones de carga, porque las muestras tomadas demoran de 24 a 72 horas en dar el resultado.
“El comercio no puede parar, el comercio nos permite ingresar bienes de necesidad básica y exportar nuestros bienes”, comentó la ministra de Comercio Exterior, Dyalá Jiménez al justificar los convoyes.
El ministro de Salud, Daniel Salas, indicó que los camioneros que participen en el convoy deberán haber sido probados, y podrán hacer el recorrido sin esperar el resultado porque estarán con vigilancia policial para asegurar que no interactúen en el país de manera que pueda propagar el coronavirus.
Según anunció este lunes el Ministerio de Salud, 50 transportistas han dado positivo en pruebas del coronavirus desde que comenzaron a ser testados.
Los que dan positivo, si son nicaragüenses son devueltos a su país, mientras que los restantes deben permanecer en un albergue en Costa Rica para cumplir una cuarentena de 14 días, indicó Salas.
Con información de AFP/ Imagen cortesía de Voz de América
