Destacado

Colegiales de Talamanca desafían las condiciones de la zona para aprender sobre ciencia y tecnología

Valeska Mora estudió ingeniería industrial en la Universidad de Costa Rica (UCR) y ahora trabaja en una de las compañías…

Por Paula Umaña

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Colegiales de Talamanca desafían las condiciones de la zona para aprender sobre ciencia y tecnología
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Valeska Mora estudió ingeniería industrial en la Universidad de Costa Rica (UCR) y ahora trabaja en una de las compañías tecnológicas más grandes del país. Pero para llegar a donde está, tuvo que dejar su comunidad en Limón y aventurarse, sola, a vivir en la capital. 

Las condiciones de la comunidad donde vivía, así como su situación económica, desafiaban el sueño de Mora por estudiar una carrera de ciencia y tecnología. No hay universidades cerca y las oportunidades laborales son limitadas.

Diangie Murillo es estudiante de noveno año del Liceo Académico de Sixaola, en Limón. Hace unos meses se unió a un grupo de robótica, y aunque aún no se ha decidido, asegura que quiere seguir alguna carrera relacionado a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

Cuenta, además, que vive en una comunidad pequeña “con poco acceso al trabajo y con una economía muy limitada”. Sabe que esto le dificultará estudiar afuera de su provincia, pero está dispuesta a hacerlo.

Ellas son dos vecinas de Limón con un sueño en común: una lo logró, y la otra está dispuesta salir de su comunidad para perseguirlo.

Ambas son reflejo de las dificultades que viven los jóvenes de Limón para estudiar carreras académicas.

Compartir lo vivido

El viernes pasado, Mora compartió su historia con Murillo en las instalaciones de Intel -en Heredia-, lo mismo que con 17 jóvenes más del colegio de Sixaola de Talamanca.

Los colegiales asistieron a varios talleres relacionados con ciencia y tecnología, como parte del programa de voluntariado de la empresa.

Los colegiales de Sixaola de Talamanca practicaron sobre robótica y programación.

Según Thimoty Scott, gerente de Asuntos Gubernamentales y Relaciones Públicas de la compañía, dirigen parte de los voluntariados a acciones que perduren el tiempo e impacten a colegiales del país.

“Pasamos de un voluntariado más físico, que aún hacemos pero en menor cantidad, a algo con más impacto y duración más amplia; que vengan jóvenes aquí y aprendan a programar”, aseguró Scott.

Los colegiales participaron en varios talleres de tecnología, como el de la aplicación de robótica a la agricultura.

Solo el año pasado se atendió a más 6500 jóvenes en el programa de voluntariado.

Desafíos de educación

Laura Castillo, profesora de ciencias, explicó que los desafíos en materia de educación en la comunidad donde trabaja inician desde la infraestructura. “Jamás se compara con la de la zona metropolitana”, aseguró. 

Cada vez que hay fenómenos climáticos, como una onda tropical. las instalaciones del pequeño colegio sufren las consecuencias. 

“Siempre les digo a ellos que lo importante no es tener todas las condiciones óptimas, sino que con los pocos recursos luchar por salir adelante”, contó Castillo.

La profesora, junto a otros docentes del Liceo, creó el grupo de robótica al que pertenece Murillo, con el que pretenden incentivar el gusto por la tecnología.

Impresión 3D, realidad aumentada e inteligencia artificial también formaron parte de los talleres (Paula Umaña/El Observador)

En el grupo también se encuentra el estudiante de undécimo año Junior Velásquez. Él tiene claro que quiere ser médico y generar investigación de enfermedades como el Alzheimer.

No obstante, se ha valido de la robótica para generar proyectos científicos que mejoren la agricultura que se extiende en Sixaola de Talamanca. 

Ante la situación que viven los estudiantes del área limonense, Castillo aseguró que urge mayor acción del Gobierno y sus instituciones en la zona.

“Hay falta de proyección en la zona por parte del Gobierno. No buscan como mejorar la educación y muchos chicos se encierran en la idea que lo único que tienen por hacer es trabajar en la bananera”, comentó Castillo. 

Scott, por su parte, resaltó la necesidad de trabajar en ambientes escolares en los que las niñas y niños sepan que son capaces de dedicarse a las áreas STEM.

El grupo de robótica, integrado por 20 estudiantes, busca por ahora más oportunidades para ampliar sus conocimientos y motivaciones en las áreas STEM.