Tomás Gómez
Cuando el Gobierno de Carlos Alvarado enfrentaba su peor crisis política con un allanamiento incluído por el caso de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD) aparecieron los primeros casos de coronavirus en el país y la agenda política sufrió una reorganización.
En dos meses de pandemia las apariciones del mandatario han sido contadas y de poco calado, dejando en manos del gabinete los anuncios y polémicas, para encargarse él de un rol más apegado a su formación de comunicador, para ceder la palabra y hacer algunas preguntas a los ministros.
Así, son jerarcas como el de Salud, Daniel Salas, la de Planificación, Pilar Garrido, el de Seguridad, Michael Soto, o la de Comercio Exterior, Dyalá Jiménez, quienes han llevado el grueso de las decisiones.
Al respecto, expertos en comunicación y ciencias políticas consultados por El Observador dividen sus criterios entre un tema de estrategia y uno de técnica.
“Jugar seguro”
Mediciones hechas por entes como el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP) han estimado un impacto positivo de la pandemia en la imagen presidencial y de las instituciones del país.
Esa coyuntura es, a criterio del analista Gustavo Araya, un escenario del que Casa Presidencial está valiéndose para mantener a Alvarado lejos de polémicas y aprovechar el bono de popularidad obtenido.
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“El Gobierno está queriendo jugar seguro, como dicen los norteamericanos ‘playing safe’. Está tratando de mantener la figura del presidente lo más alejado posible de situaciones que le representen pérdida de algún tipo de legitimidad últimamente recobrada por el tema de pandemia”, explicó.
“Están tratando de jugar seguros exponiendo lo menos posible al presidente para que esa legitimidad momentánea se mantenga lo más posible”, agregó.
Poder delegado
El analista Constatino Urcuyo ve la gestión reciente de Alvarado más en su rol de “director de orquesta” de un equipo técnico que ha tenido un buen manejo de la situación.
Según él, la gestión venía mal hasta la pandemia, pero el presidente “supo delegar” y los resultados han sido satisfactorios.
Urcuyo destacó que, en su opinión, el presidente no tiene por qué ser protagónico.
Doce semanas en pandemia y pocos anuncios
Los primeros casos de COVID-19 fueron confirmados el viernes 6 de marzo y desde entonces el país ha pasado por una crisis sanitaria y económica cuyos efectos no han cesado ni terminado de dimensionarse.
La parte de salubridad ha contemplado medidas como la suspensión de actividades, el cierre de fronteras y hasta la restricción vehicular ampliada mientras que el eje económico ha tenido el desempleo, cierre de negocios y más recientemente un conflicto regional por los protocolos aplicados a los transportistas.
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En todos esos momentos las apariciones de Alvarado se han relacionado más con presentar anuncios a cargo de sus subalternos que a mensajes propios, un reclamo que incluso hicieron notar los diputados cuando el informe del 4 de mayo dejó por fuera la hoja de ruta prometida para la reapertura y la recuperación económica.
