Tomás Gómez
El COVID-19 es un tema recurrente del que muchas personas tienen miedo o quieren protegerse pero del que quedan muchas dudas por aclarar.
Se sabe que es una nueva enfermedad surgida en China a finales del año anterior, que provoca una importante afectación al sistema respiratorio y que por su fácil transmisión se ha esparcido y multiplicado por el mundo en cuestión de semanas.
El Observador conversó con el virólogo David Loría, experto de la Universidad de Costa Rica (UCR) quien aclaró algunas dudas sobre cómo hemos llegado hasta este punto con el coronavirus y que futuro se vislumbra.
Respecto al presente, Loría es enfático en recordar lo sencillo que sería contraer el virus y que hay que pensar en ello todo el tiempo para mantener los cuidados:
La cuestión de las curvas
Para entender la rapidez de los contagios, el experto explica que una vez adquirido el virus, se requerirá de apenas dos o tres días para que este comience a presentarse en la saliva, la cual saldrá por estornudos, tos, risas o simples conversaciones para contagiar a otras personas.
Cada persona infectada está en la capacidad de transmitir el virus a por lo menos a 2 o 3, lo que genera cadenas muy rápidas de distribución.
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La velocidad dependerá de qué tanto se apliquen las medidas de higiene y la separación social.
“Una persona infectada va a infectar 2, 2 a 4, 4 a 8, 8 a 16 y así. La diferencia es cuánto tiempo toma infectar dos, porque si una persona infecta dos en un día y esas dos infectan cuatro en dos días será muy acelerada pero si esa persona infectada toma 14 días para infectar a dos la velocidad con que crece el brote va a verse mucho más disminuida”, analizó Loría.
Un factor adicional es la presencia del virus en personas asintomáticas, las cuales representar un riesgo por las siguientes razones:
¿Y la vacuna?
Sobre el futuro del virus, el experto comenta que no reporta cambios importantes que lo estén volviendo más fuerte o peligroso.
Ese es un buen indicio para la búsqueda de una vacuna que, sin embargo, no será sencilla de hacer realidad.
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El medicamento podría tomar hasta dos años en desarrollarse y para dimensionar la complejidad del proceso, basta con saber que el primer paso es extraer las puntas de la “corona” que tiene el virus para desarrollar los primeros ensayos individuales, luego multiplicar su prueba hasta alcanzar un modelo eficaz y sin daños a la salud.
De momento, la recomendación sigue siendo la aplicación al máximo de los protocolos de aseo y distancia, así como el control de los factores de riesgo y el desarrollo de hábitos saludables para sobrellevar mejor el mal en caso de contagiarse.
