Desde la columna

Un día de malas decisiones

Este jueves, que llovió torrencialmente en la capital y mientras nuestro corazón vibró de emoción al ver a Andrea Vargas…

Por Berlioth Herrera

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Un día de malas decisiones
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Este jueves, que llovió torrencialmente en la capital y mientras nuestro corazón vibró de emoción al ver a Andrea Vargas ganar una medalla de oro en los Juegos Panamericanos, también nuestros gobernantes tomaron decisiones que deben llamar nuestra atención.

El presidente Carlos Alvarado selló con su firma un decreto con el que retiró los proyectos de ley para regular las pensiones de lujo y reconoció que lo hizo para darle una señal a los sindicatos de que el diálogo “va caminando”.

Se trata de los expedientes 21.130 de Tope a las pensiones de lujo y otras disposiciones en materia de pensiones, el expediente 21.345 Ley de reforma para la equidad, eficiencia y sostenibilidad de los regímenes de pensiones y el 21.035 Ley para fijar topes equitativos a las pensiones de lujo.

Y mientras eso ocurrió en Zapote, poco después, en Cuesta de Moras se dio a conocer que los diputados, que no hicieron quórum para sesionar y votar en segundo debate el proyecto de educación dual, también determinaron en la comisión que está viendo los proyectos de huelgas, excluir la educación de la lista de servicios esenciales.

Educación quedará en una categoría  de “servicio especial de orden estratégico para el país”, que prohíbe las huelgas políticas y establece plazos para las huelgas por motivos laborales. Cada protesta, por cada tema laboral no podrá durar más de 21 días naturales continuos (tres semanas) o 10 días naturales discontinuos.

De alguna manera se cierran unos portillos pero podrían dejarse otros abiertos.

Sí, la paz social es un valor fundamental para la idiosincrasia costarricense. Eso no está en discusión. Pero hoy es uno de esos días en lo que uno se queda con la impresión de que solamente logran sus cometidos aquellos que con sus acciones perjudican a los demás.

Las calles, las aulas, los consultorios, los comedores y las salas de operaciones cerradas las hemos padecidos todas y todos los costarricenses. Esos de a pie, los mismos a los que nos cuesta encontrar trabajo, los mismos que comenzamos, callados, a pagar IVA. 

Esos costarricenses que ponen un candado a su pulpería, a su tienda, a su emprendimiento. Esos que no salen a protestar cuando no alcanza la plata para pagar el alquiler, el bus, cuando tienen que devolver el carro, cuando van al banco a negociar el crédito que ya no se puede pagar.

Esos que somos la mayoría, que estamos en el sector privado, que usted sabe señor Presidente que es el sector que genera empleo y riqueza y que se está quedando rezagado por las decisiones que se han tomado y por otras que se posponen y se siguen sin tomar.

Lo que duele, es que pareciera que, el que grita es el que manda, en detrimento de las mayorías y del bien común.

Con un panorama así, es muy difícil pedir confianza, que es, de lo que está ayuno este pueblo costarricense.

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