Sergio Arce
Del 4 de abril al 1 de may se llevará a cabo la exposición Poemas Malditos, una revisión de la obra reciente de la artista nacional Aimée Joaristi.
Esta muestra compila obras de sus series pictóricas Jardín del Cielo, Flores del mal, La forma del tiempo, Receptáculo, Umbrías y Manifiesto Púb(l)ico.
También incluye algunas instalaciones emblemáticas como El faro, Dominium, Vertebral y Cayados.
La mayoría de las obras de este proyecto curatorial no se ha presentado en Costa Rica a la fecha, pero sí se ha exhibido en el extranjero.
“Aimée Joaristi traza, en medio de sus umbrías (sombrío), esquemas antropomórficos (atribuir características y cualidades humanas a los animales, objetos o fenómenos naturales) y proyecciones onírico-corporales. Y que, al mismo tiempo, exorcizan experiencias dolorosas y son alegorías esperanzadoras.
“La suya es, en todos los sentidos, una pintura encarnada, una estética intensamente corporal que invita a ‘estar cerca'”·, comentó el crítico y curador español Fernando Castro.
A veces lúdico, a veces cáustico
El propósito de esta muestra es ofrecer también una síntesis de las diferentes técnicas y expresiones artísticas que ha adoptado Aimée Joaristi en un corto período.
Son piezas articuladas con un discurso que puede ser a veces lúdico o a veces cáustico, y que se adentra en las experiencias de crisis mundial.
Pero también en los obstáculos de la existencia social y ecológica, en las aspiraciones humanas y en la percepción del mundo desde el amor y el dolor.
Aimée Joaristi es una creadora multidisciplinaria cuyas obras exploran tópicos como la inconsciencia, la transgresión lúdica, la migración cubana y la reivindicación femenina.
Desde la pintura hasta la instalación, el performance y el videoarte, esta costarricense-cubana-española utiliza diversos medios como canales de comunicación para expresar mensajes que surgen de su intuición y autoexploración.
El gran tema recurrente de la artista es sin duda la naturaleza, que la inspira tanto por su grandeza como por su honestidad.
Sus obras forman parte de colecciones privadas en Chile, Francia, México y Madrid, así como de colecciones públicas como la del Museo de Arte Contemporáneo Wifredo Lam en Cuba, el Museo de Artes Decorativas y Diseño en Letonia y el Museo C.A.V La Neomudéjar, en España.
