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“¿Seremos la generación sin pensión?”: el diagnóstico de los expertos para la pregunta que definirá el futuro de muchos

Trabajar por varias décadas para jubilarse a los 65 años es un modelo que fue introducido en Alemania a fines…

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 6 minutos
“¿Seremos la generación sin pensión?”: el diagnóstico de los expertos para la pregunta que definirá el futuro de muchos
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Trabajar por varias décadas para jubilarse a los 65 años es un modelo que fue introducido en Alemania a fines del Siglo XIX y que la mayoría de países han replicado desde entonces. El problema es que muchas cosas han cambiado, incluyendo que en esa época no era normal llegar a tal edad.

El escenario actual es muy distinto: la esperanza de vida supera por bastante los 65 años y no solo eso; es posible vivir aún más décadas después de esas, en muchos casos con amplia calidad de vida.

En Costa Rica la esperanza de vida es de 81 años en promedio; 78,4 para hombres y  83,6 años en el caso de las mujeres según datos del Instituto de Estadística y Censos (INEC).

A ese dato se suma también que el esquema tradicional de pensiones se alimentaba del aporte de generaciones más jóvenes que estuvieran en el mercado laboral; pero la tasa de natalidad ha caído y en países como Costa Rica se ha llegado al grado alarmante de “ultrabaja fecundidad”.

Según datos del Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica, con base en datos del 2021, la tasa de fecundidad es de 1,3 hijos por mujer y si se excluyen las migrantes, es decir solo nativas, baja a 1,1 hijos por mujer.

Entonces, la pregunta que ha comenzado a rondar entre varios grupos es: “¿Seremos la generación sin pensión?”.

No hay respuesta sencilla pero sí advertencias: hay que hacer cambios, abstenerse de tocar algunos dineros y también tomar medidas desde lo personal.

Adaptarse a un nuevo escenario

“Tenemos que erradicar esa idea de que los jóvenes se van a quedar sin pensión, no tiene por qué ser así, ni va a hacer así. Otra cosa es que hay que cambiar el enfoque de las pensiones para la gente joven”.

Así resume su diagnóstico el experto español Diego Valero, que estuvo de visita en Costa Rica analizando el escenario de las jubilaciones.

“Hoy en día la gente joven trabaja de una forma distinta a la que trabaja la gente mayor. Tienen una serie de valores, de propósitos, que es lo que buscan en las empresas”, anota.

A ello suma que los regímenes tendrán que avanzar en los ajustes que aseguren la rentabilidad del dinero captado, de manera que se garanticen los fondos para seguir depositándole el pago mensual a quienes se van retirando del mercado laboral.

Los que tienen más problemas

Para comprender mejor el mundo de las pensiones se les puede dividir en dos grandes grupos:

  • Reparto: una sola cuenta recibe los aportes de trabajadores activos y con ello se pagan las jubilaciones.
  • Ahorro: cada trabajador alimenta una cuenta, a la que se le buscan destinos de inversión para asegurarle rentabilidad a futuro.

En el primer grupo la alerta es particularmente intensa porque esta se nutre de las personas que están activas en el mercado laboral. Eso sí, hay que recordar que Costa Rica está entre los países con más bajo índice de reproducción en el mundo.

Esto implica que bajo las tendencias actuales el país nunca llegará a los 6 millones de habitantes. Lo más factible es alcanzar un tope de 5,7 millones y ahí más bien empezar a bajar, lo que implicaría menos personas aportando para las pensiones.

Los sistemas de ahorro, por su parte, se ven “inmunes a la crisis demográfica”, pues ahí cada persona tiene una cuenta individual y de sus aportes dependerá alimentar una futura jubilación.

No obstante, los desafíos ahí también están al asecho. Este es un sistema que va de la mano de empleos formales y en Costa Rica alrededor de 4 de cada 10 trabajadores no están en esa condición.

“Informalidad y seguridad social van de la mano. Los informales no van a tener pensión”, advierte Valero.

Las estimaciones del último censo confirmaron las tendencias sobre el envejecimiento de la población: por primera vez más los adultos mayores representan el 10% de los habitantes, mientras que el grupo de niños y adolescentes va en caída (Archivo)

Pensionados, pero de otra forma

Costa Rica tuvo su última reforma profunda de las pensiones en el 2000, cuando se estandarizaron las jubilaciones complementarias obligatorias.

Pasadas más de dos décadas, el presidente de entonces, Miguel Ángel Rodríguez, valora el ajuste pero también adelanta nuevas medidas que se deberían ir tomando para garantizar la continuidad.

“Aceleradamente en Costa Rica, es hoy uno de los países con más bajo crecimiento de la población por la diseminación tan grande que ha habido en el número de nacimientos. Eso hace que sea necesario seguir ajustando el sistema”, indicó.

Por un lado hace observaciones al sistema de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). “La siguiente gran reforma es una pensión básica universal. Que la pensión básica de la Caja, que la pensión del régimen No Contributivo y la Pensión de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) sean todas una misma a la que entren todos los costarricenses por llegar la edad de pensión”, destaca.

Con ello se tendría un monto base de pensión, también con un ajuste en la captación de fondos.

“Ese es un cambio fundamental que debe ser financiado no con impuestos sobre los salarios sino con otro tipo de tributos: aumento en el impuesto de ventas o modificaciones sobre el impuesto de renta sobre todo en el impuesto de las personas para hacerlo más progresivo”, advierte el exmandatario.

Rodríguez propone también que se establezca una nueva fórmula de pensión que se vaya calculando según la esperanza de vida. Esto permitiría estimaciones más dinámicas que se vayan adaptando a los cambios sociales.

A ello suma la posibilidad de que a partir de cierta edad las personas pudieran acogerse a pensiones parciales.

“La persona que quiera seguir trabajando tenga chance que se le de la pensión por medio tiempo, lo que corresponde a la mitad de la pensión; y pueda trabajar ese medio tiempo para aumentar su pensión para los años finales”, explicó.

Nuevos tiempos, nuevas opciones

Mientras la población sigue envejeciendo y la sociedad no llega a una “tasa de reemplazo”, los retos para las pensiones siguen activos. Las soluciones pasan por un amplio menú que va desde reformas políticas y legales de grandes magnitudes hasta la decisión de cada trabajador, pasando por la posibilidad de sacarle ventaja al Cambio Climático.

Valero, por ejemplo, insiste en la necesidad de darle rentabilidad a los dineros de las pensiones; como ejemplo de inversiones óptimas cita que las inversiones en temas como energías alternativas o aguas garantizarían un buen rédito a largo plazo.

“La ONU estima que vamos a necesitar unas inversiones de más de $1 billón en proteger los sistemas hídricos. Pero se estima también que eso puede dar retornos en global de los $40 millones. Por lo tanto los rendimientos son fantásticos, pero lo son en el largo plazo”, recalcó”, resalta.

Roger Porras, de la Asociación Costarricense de Operadoras de Pensiones (ACOP), acoge también la observación de que el mercado laboral está cambiando y que el marco de las jubilaciones debería irse adaptando a él. Ahí menciona por ejemplo el tema del reto que sería la informalidad, así como la necesidad de ampliar el ROP a segmentos más allá de los asalariados.

“Hay un reto en tratar de capturar y de incorporar a todas esas personas que están en el mercado informal para que coticen a un sistema voluntario de pensiones de tal forma que pueda construirse una pensión”, sostiene. Aparejado a ello indica que debería hacerse una reforma legal para que informales y trabajadores independientes puedan cotizar al ROP; porque actualmente está concentrado en asalariados.

A ello suma el eje de la educación financiera. De manera que se vaya fortaleciendo el interés de sumarse a planes de ahorro complementarios para las pensiones.

Desde la CCSS, por parte, también adelantan que se trabaja en un proyecto que permita un ajuste para concentrar soluciones en el IVM. La presidenta de la institución, Marta Esquivel, reconoce las complicaciones que hay para la formalización de trabajadores y cómo de ello podría depender el acceso a una futura pensión.

Y cuidado con los cambios

El diagnóstico sobre las pensiones termina con un par de llamados de atención más.

Uno es sobre la necesidad de revisar los aportes y la edad de jubilación, temas que según la experiencia internacional generan importantes movimientos sociales.

Ahí los análisis resaltan la necesidad de procesos de negociación más consensuados. Ante la conflictividad que podrían acarrear reconocen incluso se podría valorar que se trate de medidas que se apliquen a quienes apenas se incorporan al mercado o no estén cerca de su retiro. El expresidente Rodríguez sugiere que se debe avanzar en las reformas de ley, protegiendo eso sí a quienes están cerca de su salida.

Las otras advertencias tienen que ver con los planes que surgen cada cierto tiempo para que las personas puedan acceder a sus fondos de retiro, sobre todo del ROP.

Valero, por ejemplo, advierte que es una tentación bastante populista, donde las instituciones deberían saber poner un límite. “Los sistema de ahorro pueden ser vulnerables a ese tipo de peticiones si los gobiernos no son estrictos al decir “esto es para la pensión, no para otras cosas””, sostiene.

“El ROP es lo que va a quedar al final de la vida laboral para que las personas disfruten de una pensión”, sostiene Porras.

dólar FMI

Los expertos recuerdan que experiencias internacionales donde se ha habilitado el acceso previo a los fondos de pensiones han sido desastrosos. Como ejemplo clave ponen a Perú y Chile (Alonso Solano/El Observador)