Sergio Arce
Corcovado, en la península de Osa -al sur de Costa Rica-, no deja de impresionar por las numerosas manifestaciones de la naturaleza. Y el pasado 17 de setiembre no fue la excepción.
Dionisio Paniagua, mejor conocido como Nito y quien se dedica como guía turístico en este pulmón natural, documentó un episodio poco habitual de captar en video: un puma cazó a un perezoso de tres dedos.
El hecho hubiese pasado inadvertido de no ser por los monos, que “echaron al agua” al puma.
El felino estaba quedito en lo más alto de los árboles con sus colmillos incrustados en el cuello del perezoso. Pero los monos no pararon de gritar lo cual alertó a los guías y turistas extranjeros (mexicanos y españoles), quienes lograron dar con la escena.
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¿Cómo se dio el hallazgo?
Nito contó a El Observador que el hecho se dio en la tarde de ese día cuando él y dos mexicanos (un tío y su sobrino) volvían a la Estación La Sirena.
En ese momento los monos araña y congo comenzaron a gritar desesperados. Nito asegura que los guías saben cuando ese grito es una alarma ante la presencia de un depredador, en especial cuando se trata de dos especies de primates.
En el camino él se encontró a Arnulfo Montes, el guía que hace un año y un mes captó a un puma que se le cruzó en el camino a él y una familia de españoles. Y en esta ocasión Arnulfo también viajaba con otra familia ibérica.
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Y a los minutos todos ellos dieron con la causa del grito de los monos gracias a los guías Érick y Luis: ellos estaban absortos viendo al puma callado con el perezoso en sus fauces. Y Nito sacó su telescopio para dejar constancia del episodio, triste para los humanos pero que forma parte del ciclo de la vida en la naturaleza.
Uno queda en éxtasis
“Lo que pasó ese día fue un golpe de suerte. Porque son cosas que pasan todo el tiempo, pero uno no está ahí para verlo.
“Si no hubiese sido porque conocemos el sonido de los monos de alarma, ese puma hubiese estado allí arriba, en la copa de los árboles con el perezoso , y todos nosotros le pasamos cerca y nadie se da cuenta. Como diríamos en el lenguaje tico: ‘los monos lo echaron al agua’. Ellos gritaban y gritaban como diciéndonos ‘no ven que les estamos avisando’.
“El nivel de adrenalina fue increíble y más porque estábamos con los turistas. Fue un momento lindísimo, en especial para la familia española que andaba con un niño. La suerte que tuvo.
“Fue una experiencia muy bonita, de esos momentos que uno queda en éxtasis, en estado de shock”, expresó.
