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Popcorn506 para El Observador
Para muchos, Ben Affleck es ese actor que ha protagonizado películas muy taquilleras y que, además, tiene una vida personal que atrae muchos focos.
Nosotros nos fijamos más en otra parte menos habitual de su carrera, que es la dirección. Porque, cada vez que Ben Affleck se sienta en la silla y coge la batuta, sale algo interesante. O incluso muy bueno.
Es cierto que no se prodiga tanto como nos gustaría. Hacía siete años que no dirigía y más de diez desde que triunfó en la Academia con su maravillosa Argo.
No solo es buena… es más allá
Así que es normal que estemos tan contentos en esta ocasión, porque no solo ha estrenado nueva película, sino que es buena y, además, trata una historia que nos encanta.
Y es que al Affleck director se le dan muy bien este tipo de aventuras y personas. Porque AIR cuenta la historia de Sonny Vaccaro.
Es un empleado de la división de zapatillas de Nike que, a mediados de los años 80, no solo salvó esta parte del negocio de la marca deportiva.
También consiguió conformar una alianza histórica entre la señalada y el que, probablemente, haya sido el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos: Michael Jordan.
Sí, parece que estamos de nuevo ante una de esas películas que ponen el cebo de la nostalgia para que muchos espectadores piquen.
Grandes artistas
Pero, aquí, también lo hacen con la potencia de contar con grandes nombres, sobre todo reales. Y no hablamos de las figuras históricas que recuperan para contar algo memorable.
Nos referimos a un reparto que reúne a unas cuantas estrellas de primer nivel, lo cual también se agradece. Hablamos de Matt Damon, el propio Ben Affleck, Viola Davis, Jason Bateman o Chris Tucker.
Retomando el tema de la nostalgia, uno de los elementos más evidentes y que, por tanto, aporta mayor fuerza visual desde el primer momento se refiere al diseño de producción.
Especialmente, a lo relacionado con el vestuario y los objetos propios de la época. Es cierto que la película comienza con una serie de imágenes que sirven como precalentamiento, casi como si de un reportaje se tratara.
Lo hace con imágenes de multitud de programas de televisión que tantos recordamos por haberlos vivido en sus primeras difusiones.
La ropa…
Pero lo bien que sientan esas prendas a los actores y las ganas que despiertan de volver a vestir como lo hacíamos hace tan solo unas décadas, más de las que sentimos en realidad, son el inicio.
Y hablamos de la ropa porque, en realidad, la película no va tanto de baloncesto. Sí, va de Michael Jordan, pero también es la historia en la que una marca se asocia con un deportista prometedor.
Ambos protagonizan un despegue repleto de éxito que se termina por consolidar en una de las enseñas más importantes de la historia de la ropa, e incluso del marketing.
Obviamente, entre el presupuesto y el talento de los artífices, AIR es también una gran película a nivel técnico.
Sin arriesgarse para romper moldes y marcar tendencias, pero sin comportarse de un modo cobarde, tanto el montaje como la fotografía se compenetran con el guión y nos confirman que Affleck no ha perdido su buen gusto a la hora de dirigir.
Y, honestamente, cuando se trata de una película nostálgicamente deportiva, eso del montaje y la fotografía son valores a los que se presta mucha atención, aunque sea de modo inconsciente.
De todas maneras, AIR demuestra de un modo muy sencillo que es una película bien hecha y eficiente.
Es que estas películas que cuentan hechos reales o que están basadas en ellos, suelen jugar con la incertidumbre o con el desconocimiento por parte del gran público.
En este caso no es posible. Todos conocemos la marca AIR y las zapatillas que supusieron el gran impulso de la sección de baloncesto de Nike.
Así que, sabiendo cuál es la historia, cuál es su final y cuál es su presente, podría parecer muy difícil mantener la tensión o la ilusión. AIR lo consigue, por lo que no cabe duda de que algo bueno tiene, incluso para los que no son aficionados al baloncesto ni vivieron aquellos años.
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