Tomás Gómez
Los fieles católicos tiene en el agua bendita de la Virgen de los Ángeles uno de los simbolismos más cercanos.
Quienes llegan hasta la Basílica hacen la fila para la pila, de donde algunos consumen directamente. Otros se la llevan para tenerla en la casa y algunos hasta la destinan a tomarse las pastillas de un tratamiento médico. También están quienes la utilizan para bendecir un carro nuevo, una casa o sus pertenencias.
Según la tradición, la naciente se ubica junto a la piedra donde apareció la imagen en 1635 y es común encontrar largas filas de fieles que consumen el agua en el lugar o hasta la llevan en galones para sus casas.
Dada la importancia del líquido y los usos que le da la población, las autoridades hacen una revisión constante del mismo y sus condiciones. De cara a las celebraciones de este año, el protocolo se activó y hay buenas noticias.
“Hemos estado analizando el agua de la pilita que está en la Basílica. Tomamos muestras de diferentes partes, tanto en la naciente cómo en el tanque de almacenamiento y las piletas, y en todos los casos los resultados son seguros”, indicó el Director Regional del Ministerio de Salud, Óscar Bermúdez.
“Es agua apta para el consumo humana, es agua potable”, sumó, explicando también que entre otros factores se descartaba el exceso de cloro o la presencia de residuos fecales.
El agua desde la fe
Para la comunidad católica, el uso del agua bendita es parte de su tradición y su creencia.
“El agua tiene un simbolismo de un elemento material por el cual se implora la bendición”, explica el sacerdote del Santuario Nacional, Cristian Velez.
Él agrega que la tradición se ha mantenido por años y la fuente sigue activa.
“Es un ojito de agua que nace aquí mismo. Ya llevamos casi 400 años de historia y ahí está el ojito de agua, todavía produce”, apuntó.
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