Rodrigo Díaz
La futura incursión de Costa Rica en un mercado que genera más de $5.000 millones al año en el caso del cáñamo industrial, fue analizado por especialistas de este cultivo y del cannabis medicinal.
La actividad se llevó a cabo en el hotel Hilton Garden en Santa Ana, desde el pasado miércoles, con la participación de especialistas del mercado local e internacional. El foro concluyó este viernes.
El objetivo del evento era traer el conocimiento y experiencia internacional en el tema para que “permee en la estructura productiva del país” y entender cómo funciona esta industria, dijo Roy Thompson, presidente del Consejo de Cáñamo y Cannabis de Costa Rica.
Añadió que tanto el cáñamo como el cannabis medicinal son negocios de altísimo valor. Se les puede sacar una mayor ventaja si a la par de la siembra se incluye el tema de la industrialización para ofrecer un mayor valor agregado.
Acotó que es una industria inmensa, pero antes de sembrar una semilla, se deben tener claros los parámetros para poder competir.
“No se trata solo de aprobar la ley, sino que este es el inicio de toda una serie de estructuras y reglamentos que nos permitan productos que puedan ser recibidos en otros mercados”, señaló Thompson.
Ya con la ley aprobada a inicios de este mes, la organización que representa se abocará de lleno en apoyar la redacción de los reglamentos para su producción y comercialización. Esto porque si los estándares que se establecen no son altos, se corre el riesgo de que los productos no puedan comercializarse en países desarrollados.
En la actividad participan empresarios de casas extranjeras con interés de invertir en dicha industria en el país, principalmente por su cercanía a mercados desarrollados como Estados Unidos y Canadá.
“El sector de cáñamo y cannabis medicinal provee una gran oportunidad para fortalecer el posicionamiento de Costa Rica como un país líder en el cultivo de productos especializados y de alto valor generando empleo tanto dentro como fuera de la GAM”, expresó Pilar Madrigal, directora de Asesoría de Inversión de Cinde.
Madrigal, quien asistió al foro para exponer el potencial del país como destino de inversión, señaló los encadenamientos que pueden generarse tanto en el cáñamo industrial, así como el uso de cannabis medicinal en el sector de ciencias de la vida.
Si bien hay potencial para competir contra otras latitudes, coincidió con Thompson en la necesidad de acelerar los procesos de reglamentación con el fin de que esta industria sea una realidad.
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Mercado de más de $5.000 millones
En 2020, un estudio elaborado por la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), señaló que solo el mercado por venta de productos de cáñamo industrial superaba los $5.733 millones y con un potencial de crecer un 22% para el 2025.
El cáñamo industrial puede cultivarse como fibra, grano o CBD (cannabidiol que tiene entre sus propiedades aliviar el dolor muscular).
La fibra se utiliza para crear bioplásticos, textiles y biocombustibles, entre otros. En el mercado de textiles, el mercado mundial, dominado por China, se calcula en $1.248 millones.
El cáñamo en grano puede ser utilizado en suplementos alimenticios o de consumo directo de la semilla, dado su alto valor nutricional.
La producción de grano, comparado con la de CBD, tiene menor intensidad de mano de obra y rentabilidad.
El cáñamo se puede sembrar para dos o incluso los tres propósitos en un mismo sitio de cultivo, pero se puede ver reducida la calidad de la fibra.
El mercado de los productos con CBD como suplementos y bebidas se calcula en $1.928 millones con un crecimiento de 57% en el periodo 2016-2020, de acuerdo con el estudio de Procomer.
Sobre el estudio, Thompson dijo que apunta a un mercado más limitado, pero que en la actualidad hay más de 25.000 productos. Esto incluye partes de vehículos y papel.
Y si se habla de cannabis medicinal, el mercado se amplía por la diversidad de productos que sustituirían las drogas farmacéuticas que se utilizan actualmente.
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La ley que legaliza el uso industrial del cáñamo y el medicinal del cannabis se aprobó el 1 de marzo. Contó con el apoyo de 35 diputados.
La normativa tuvo una primera aprobación en enero, pero el Gobierno vetó el avance, sobre todo por lo referente al autocultivo.
Ante ello, los diputados debieron adaptar el texto siguiendo las preocupaciones del Gobierno. El 2 de marzo, el presidente Alvarado firmó el proyecto como Ley de la República.
Con la publicación de la ley en La Gaceta, hay un lapso de 6 meses para contar con su reglamento. El Gobierno prometió tenerlo listo antes de que finalice sus funciones el 8 de mayo.
Rodrigo Díaz
