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Galería | El milagro de la lluvia marcó la Romería este año

Este año la Romería tuvo un reto adicional a los kilómetros que cada quien camina: el agua se hizo presente….

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Galería | El milagro de la lluvia marcó la Romería este año
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Este año la Romería tuvo un reto adicional a los kilómetros que cada quien camina: el agua se hizo presente.

Siempre llueve en los días previos a la Romería, pero la esperanza es que el 1° de agosto la tarde esté bonita para las miles de personas que se van caminando a Cartago.

La esperanza se acabó a las 3:48 de la tarde, cuando al menos en La Galera empezaron a caer los primeros goterones.

El cielo negro advertía que no había vuelta atrás.

Martes 1º de agosto Romeros a la altura de La Galera En la imagen: Fotografía: Agencia Ojo por Ojo

El milagro de la lluvia

Las plegarias de más uno eran que la lluvia parara o al menos permitiera avanzar un poco.

Los vendedores, con sinceridad, veían en las gotas el chance de sacar la ganancia.

“Si le soy sincera estoy deseando que llueva”, dijo Marlene Rojas.

Ella viajó desde Tres Equis de Turrialba hasta Curridabat para vender maní, semillas y un buen inventario de capas.

Ubicada a la entrada de Calle Vieja era de las primeras en ofrecer el producto, pero a partir de ahí en todas las cuadras alguien más tenía los ponchos de plástico.

Una especie de consenso general los tenía en 1.000.

“No lleve más agua de la que aguanta el cuerpo. ¡Cuidado se enferma!”, decía más adelante Andrés Aguilar, que también vendía las capas.

Martes 1º de agosto Romeros a la altura de La Galera En la imagen: Marlene Rojas Fotografía: Agencia Ojo por Ojo

El día se las tenis

La lluvia se encargó de estandarizar así a los romeros, que se fueron caminando con sus cobertores azules, rojos y amarillos.

Debajo, eso sí, cada uno traía la ropa deportiva, el uniforme de trabajo o hasta el hábito de monja.

La meta de llegar a la Basílica se mantiene.

Flores y churros

El camino de la Romería también implica comida. Caminar 5, 10 o 20 kilómetros necesita se una dosis de carbohidratos, dulce o fruta.

“A algunos sí le sirve, dicen que apenas para llegar. Otros más bien dicen que mucha azúcar”, dicen en el puesto de churros.

Para los más deportivos también estaba la opción de un banano. “Nuestros centros están totalmente dedicados a la Virgencita de los Ángeles. Ella siempre ha sido quien ha intercedido por nosotros”, indicó Kimberly Lee, que con su familia regalaba frutas a los caminantes en las afueras de su clínica de fisioterapia.

Martes 1º de agosto Romeros a la altura de La Galera En la imagen: Kimberly Lee junto a Carlos Edoardo Fonseca y Emanuel Foseca Fotografía: Agencia Ojo por Ojo

También estaba la opción menos fit.

Una venta de pollo frito invitaba a probar el “Combo Romero”. Costaba 2.900 e incluía dos piezas de pollo, dos tortillas y una gaseosa pequeña.

Martes 1º de agosto Romeros a la altura de La Galera En la imagen: Fotografía: Agencia Ojo por Ojo

También estaban las muestras gratis de los más diversos productos.

Entre La Galera y Tres Ríos repartían frescos en polvo, agua, bloqueador, pasta de dientes, confites, té, bebidas energéticas y gaseosas. Cada uno elegía que llevarse.

En el camino también habían girasoles, que con un pequeño homenaje a la Virgen de los Ángeles esperaban que los romeros los compraran.

Un bosque para refrescarse

Por años, las autoridades han mapeado la Romería como la mayor concentración del país.

Con lo bueno también viene el reto de cómo reducir el impacto ambiental de cientos de miles de personas.

Así, con frecuencia también aparecen toldos para la gestión de residuos. Scouts, estudiantes, empleados municipales y voluntarios de empresas se convierten ahí en educadores ambientales para ayudar a separar los residuos.

A la altura de San Juan, además, la acera se transformaba en un bosque urbano para recordarle a los caminantes la oportunidad de reconstruir estos espacios.

Agua, plantas y el sonido de los pájaros hacían conciencia del aporte de estas áreas, desde la biodiversidad hasta la salud mental.

“Que además de reflexionar en nuestra fe hacia la Virgencita, que también reflexionemos en la necesidad que tienen las futuras generaciones tanto del cuido tanto del bosque como del agua”, detalló la vicealcaldesa de La Unión, Maribel Álvarez, que gestó el proyecto junto al PNUD.

A la Negrita desde Nicaragua

Entre las miles de peticiones que van hacia Cartago una lleva los colores azul y blanco de la bandera de Nicaragua.

“La reina de Nicaragua también es la Virgen María”, afirmó Clemente Hernández.

Él caminaba para agradecer la acogida que le ha dado Costa Rica, pero también para pedir por los sacerdotes perseguidos por el régimen sandinista.

En su camisa iba la foto de Monseñor Rolando Álvarez, símbolo de la represión que vive la Iglesia en el país vecino.

FOTOGRAFÍAS: Jose Diaz/ Agencia Ojo por Ojo.