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Historias del coronavirus en Costa Rica: el rostro humano de la pandemia

La incursión del virus SARS-CoV-2 en suelo costarricense se tradujo en un cambio rotundo en la manera en que solíamos…

Por Krissia Morris Gray

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Historias del coronavirus en Costa Rica: el rostro humano de la pandemia
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La incursión del virus SARS-CoV-2 en suelo costarricense se tradujo en un cambio rotundo en la manera en que solíamos vivir.

El 6 de marzo del 2020, en horas de la tarde, se confirmó el primer caso importado. Se trató de una turista estadounidense, de 49 años, cuyo esposo estuvo en contacto con una persona contagiada en Nueva York.

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Ambos estuvieron en Puntarenas y Alajuela antes de llegar a la capital. La pareja quedó aislada un el centro de alojamiento en San José.

Se hizo un seguimiento a los contactos y a las 152 personas que estuvieron en el vuelo que llegó al Juan Santamaria el 1 de marzo de 2020 por la tarde.

Se les hizo el control por semanas. Él siempre estuvo asintomático y ella sí presentó síntomas. Semanas después tras recuperarse, los dos regresaron a Estados Unidos.

De ellos poco se supo sobre sus padecimientos o si hubo contagios relacionados, pero hay otro grupo de personas cuyas historias han marcado la vida de los costarricenses:

El Paciente cero

Antes de que terminara el 6 de marzo del 2020, los pasillos hospitalarios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estaban en alerta roja.

Ese día, avanzada la tarde, se conoció del primer costarricense afectado por covid-19, en suelo costarricense. Se trató del médico ginecólogo Reinaldo Albernas Jaramillo.

Días antes de esto, fue al aeropuerto de Tocumen, Panamá, para recoger a una tía adulta mayor y a la cuidadora de ella, que provenían de Cuba.

Bajó de un avión para montarse a otro de regreso casi de manera inmediata.

Luego de haber traído a su ser querido, siguió ejercicio laboral normal.

Albernas, de origen cubano y nacionalizado costarricense, trabajó por años en el Hospital San Rafael de Alajuela. Varios días estuvo afectado por lo que consideraba un simple resfrío.

No faltó a trabajar. Su prioridad siempre fueron sus pacientes.

El doctor Albernas trabajo por años en el Hospital de Alajuela (Archivo / El Observador)

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No se tiene claro cómo se contagió, pero se barajan varias hipótesis.

Una es que tal vez el médico se contagió con el virus en uno de los aeropuertos.

La otra, que fuera su tía o la cuidadora las que vinieran enfermas y ellas lo contagiaran a él.

El Ministerio de Salud indicó que el galeno, al llegar a territorio nacional, no desarrolló síntomas, sino hasta tres días después.

Al presentar una dificultad respiratoria optó porque lo vieran en emergencias del hospital de Alajuela, donde le diagnosticaron una neumonía.

Luego fue llevado al hospital México, donde fue internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Lo denominaron como “el paciente cero” o “superdiseminador”, esto a raíz de la la cantidad de contagios que generó.

Ya en el Hospital México, tuvo que ser intubado y bajo la mirada atenta de sus colegas, trataron de salvarle la vida, pero además del covid-19 tenía factores de riesgo, entre estos: hipertensión arterial, tabaquismo, diabetes y otros.

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Tras 45 días de batallar por su vida, el doctor Albernas falleció en la unidad de UCI, del hospital México, el 20 de abril del 2020, a las 7:10 am, a los 54 años de edad.

Fue la sexta víctima registrada fallecida a causa del virus SARS-Cov-2 en el país.

Médico pensionado: primer fallecido

Las primeras semanas de la entrada del covid al país, el hospital San Rafael de Alajuela se convirtió en el epicentro de la enfermedad.

El personal hospitalario estaba muy preocupado por la situación que atravesaban y por el estado de salud de uno de sus compañeros que se debatía entre la vida y la muerte.

La lista de contactos de los casos se hacía cada vez más y más grande, lo mismo que los aislamientos, pero el funcionamiento del centro nunca se detuvo.

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El 18 de marzo del 2020, estalla en el Hospital Sal Rafael de Alajuela la lamentable noticia.

12 días después del anuncio del primer caso, el país registró el primer fallecimiento por covid-19.

Se trató de un médico pediatra pensionado, Roberto Galva, de 87 años, quien estuvo internado varios días en la UCI de ese centro médico periférico, ubicado en la Ciudad de los Mangos.

Por  años, Galva fue el jefe del Servicio de Cirugía de Corazón del Hospital Nacional de Niños (HNN).

Enfermera hospitalizada en UCI

Magally Rojas Solís ingresó a laborar al Hospital San Rafael de Alajuela, el 4 de noviembre del 2004, siempre con la consigna de ayudar a pacientes.

Es enfermera de Sala de Partos de dicho centro médico. Recuerda que los primeros días de marzo comenzó a sentirse mal y tras hacerse la prueba de covid-19 siguió sintiéndose mal, por lo que fue a Emergencias.

Comenzó a tener dificultad respiratoria, altas temperaturas y la sangre no tenía oxígeno. Entonces procedieron a entubarla de inmediato.

En entrevista con El Observador, Rojas narró que es muy poco lo que recuerda, pues estuvo en coma,  desde el 20 de marzo al 8 de abril del 2020, en el área de UCI entubada y sedada.

Magally Rojas Solís, enfermera del Hospital San Rafael de Alajuela, encendió una candela en recordación de sus compañeros que fallecieron. Agradece estar viva. (Alonso Solano / El Observador)

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“Familiares y compañeros me cuentan que estuve muy delicada. Al cuarto o quinto día de hospitalizada,  llamaron a mis  familiares para  decirles que no había nada que hacer conmigo y que tuvieran todo listo para los gastos fúnebres. (…) Gracias a la vida, tengo vida y voy a tratar de recuperarme poco a poco”, afirmó Rojas.

Cuando se recuperó de la UCI,  hubo algarabía en el centro médico. Compañeros que trabajaban en los cuatro pisos de ese establecimiento la recibieron con aplausos, gritos de ánimo y de emoción que la impulsaron a salir y seguir hacia adelante.

Agradece a Dios por esta segunda oportunidad que le da, pues está con vida, pese a las secuelas que todavía tiene como lo son el cansancio, se le olvidan algunas cosas, cuando come todo le sabe amargo, sólo percibe ciertos olores fuertes y tiene debilidad en las piernas.

Rojas todavía está incapacitada y debe acudir de manera periódica a sus citas médicas de seguimiento y control, pero no sabe cuándo se podrá reincorporar a sus funciones.

 

Otros testimonios

Magally Smith, enfermera del Centro de Atención Especializado de Pacientes Covid-19 (Ceaco) y Gerarldi Altamirano, enfermera del Hospital México, son dos funcionarias que también sufrieron covid-19.

Regresaron a sus puestos de trabajo, pero aún tienen secuelas de la enfermedad.

A continuación sus testimonios: