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Francisco Soto, para El Observador
Nos preparamos para tiempos complejos por los cambios en los modelos políticos. Las pasadas elecciones nacionales fueron claras en su resultado: los ciudadanos piden un cambio en la gestión del Estado, lo cual incluye directamente a sus organizaciones públicas.
Para las organizaciones públicas contar con el personal idóneo para los puestos de trabajo facilita el cierre de brechas de habilidades y las competencias laborales en las organizaciones.
Cada vez es más importante centrarse en estrategias y acciones que ayuden a tener una fuerza laboral más preparada para desempeñarse en la gestión pública.
Las organizaciones públicas más competitivas serán las que se enfoquen en actualizar las habilidades y competencias laborales de su personal.
No solo por una exigencia de los ciudadanos. Estimaciones del Foro Económico Mundial indican que para el año 2025 el 50% de todos los puestos de trabajo necesitarán capacitación. Esto se debe a que el tiempo promedio de mejora de las competencias laborales se ha reducido a menos de cinco años por persona.
Por lo tanto, las organizaciones deben definir y evaluar competencias laborales del personal actual y del que esté en un proceso de selección. De esta manera se pueden tener claramente identificadas las competencias con las cuales ingresan a la organización y las que requieren un desarrollo inmediato.
Competencias laborales y habilidades blandas
El conocimiento técnico es indispensable y es donde se ha concentrado la mayor parte de la formación en las organizaciones públicas. Sin embargo, para que una persona pueda desempeñarse integralmente en su puesto de trabajo es vital que también desarrolle sus habilidades blandas.
Estas habilidades favorecen a la gestión de la organización pública en diferentes aspectos. Como ejemplo podemos señalar la definición de estrategias, innovación, mejora de procesos y productos. Estas permiten resolver problemas, facilitan la comunicación interna y externa, e incluso muchas de estas habilidades son clave para el liderazgo y visión del negocio.
Entre las habilidades blandas que se deben tomar en cuenta en las organizaciones públicas para enfrentar y cumplir con los cambios políticos están:
- Adaptación al cambio. Será clave para responder de forma rápida a las circunstancias que se presentan en los nuevos retos de estilo de gobierno, así como a las exigencias de las necesidades de los ciudadanos. El personal tiene que ser capaz de perder el miedo al cambio y buscar hacer de manera diferente las cosas para enfrentar los desafíos inesperados.
- Liderazgo transformacional. Un nuevo rol para los líderes, donde los comportamientos tradicionales de liderazgo no tendrán cabida. Se necesitan líderes que tengan la facilidad de adoptar nuevas tecnologías, rechacen las tareas operativas, sean muy creativos, analíticos, que promuevan el consenso y estén más orientados al cumplimiento de los objetivos para los ciudadanos.
- Uso de tecnología. El trabajo remoto tuvo un crecimiento importante en los últimos dos años y ha generado un efecto positivo en muchos empleados, dado la flexibilidad que ofrece. Sin embargo, generaciones más jóvenes, como los millennials o centennials, tienen esta competencia más desarrollada, con respecto a otras generaciones como los baby boomers. Estos son inmigrantes digitales que poco a poco se han ido adaptando a los cambios tecnológicos, pero no a la velocidad que requieren las necesidades de los ciudadanos para poder resolver todos los trámites que nuestra normativa solicita.
Si bien muchas de estas habilidades ya son conocidas, debemos estar conscientes del impacto y la necesidad de desarrollarlas con el nuevo cambio político.
Las organizaciones públicas deben comprender que la mejor inversión siempre será apostar por el talento y tener una fuerza laboral de alta calidad es determinante para cumplir con el progreso del país.
¿Estamos como país preparados para un cambio en las competencias laborales y dar a los ciudadanos el cambio que pidieron?
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